Los personajes entrañables y efectos perfectos llevarán a la audiencia a ese mundo de fantasía que esperaban. Nada más que lo prometido.
Las adaptaciones en el cine casi nunca son un éxito absoluto. Sean de libros, videojuegos, series o comics, siempre algún fan saldrá disgustado de la sala quejándose de que recortaron tal parte, simplificaron personalidades o le pusieron al protagonista un suéter de color distinto al que usa en el libro. Es imposible complacer a todos, pero cuando el autor de ese libro que tanto les gusta es también quien escribe un nuevo guión original, nada (o poco) puede salir mal. Que el talento de J.K. Rowling para crear un mundo que convoca a tantos sea utilizado en un medio distinto al papel, seguramente también dejará disconformes a algunos, pero los resultados son innegables. Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos tiene todo lo necesario para ser uno de los éxitos más grandes de la próxima década.
Newt Scamander (Eddie Redmayne) no es como cualquier otro mago: su corazón está con las criaturas mágicas que plagan el planeta. Al llegar a Nueva York, el británico se ve envuelto en un gran desastre, causado por el escape de algunos animales ilegales que llevaba en su valija. La comunidad mágica de la ciudad, incluso antes de este accidente, ya corría el riesgo de ser expuesta gracias a las constantes apariciones de un misterioso ser que destruye todo a su paso. Junto a Tina (Katherine Waterston), Jacob (Dan Fogler), un no-maj (como le dicen a los muggles en Estados Unidos) y Queenie (Alison Sudol), Newt deberá perseguir a sus bichos fugitivos y al mismo tiempo escapar de Percival Graves (Colin Farrell), un Auror que trabaja para el MACUSA (Congreso Mágico de USA) y debe detenerlo por su actividad ilegal.
El equipo de Animales Fantásticos está muy atado a la franquicia de Harry Potter, tanto en los libros como en su adaptación a la pantalla grande. El director, David Yates, ocupó el mismo puesto en las cuatro últimas películas de la gran saga del mago. El guión estuvo a cargo de la mismísima J.K. Rowling, alguien que no necesita ninguna introducción. Ya reveló, por otro lado, que el plan es producir una trilogía de Animales Fantásticos. Que los productores (Neil Blair, David Hayman, Steve Kloves, Tim Lewis, la propia Rowling, Rick Senat y Lionel Wigram) sean los mismos que los de Harry Potter, ayuda a que Animales Fantásticos mantenga la imagen y estética que se había logrado en los filmes del mago.
El reparto está dividido entre actores con mucha experiencia y otros con poca, pero ninguno decepciona y agregan rasgos interesantes y cómicos a la trama, además de que es una buena oportunidad para muchos de probarse en franquicias grandes. En el rol protagónico está el ganador del Oscar a Mejor Actor en 2014 por su trabajo en La Teoría del Todo, Eddie Redmayne. Lo acompañan Katherine Waterston (Inherent Vice, 2014) y Alison Sudol (Dig, 2015), que interpretan a las hermanas brujas que ayudan a Scamander en su búsqueda. El no-maj del equipo es encarnado por Dan Fogler (Secrets and Lies, 2015) un comediante que armoniza perfectamente con el personaje que le asignaron y hasta podría decirse que hizo la mejor actuación de todo el elenco. Cierra el círculo protagónico Colin Farrell (Phone Booth, 2002), al que no muchos le tenían fe pero que ocupó el lugar del villano con gran habilidad. Para papeles secundarios se eligieron a otro grupo de excelentes actores, como Ezra Miller, Jon Voight y Ron Perlman. En el universo de fantasía de Harry Potter los personajes suelen ser demasiado excéntricos y esta nueva entrega no es la excepción.
El trabajo del equipo de vestuario es excelente. Lograr piezas y conjuntos que se vean a la moda tanto en 1920 como en la actualidad no siempre es fácil, pero ellos lo lograron. La manera en que construyen a los personajes a través de su indumentaria es poco sutil pero efectiva y da un acabado perfecto a sus personalidades.
A pesar de que el guión está escrito por una de las autoras más famosas de la última década, no le faltan esos clichés cansadores que a veces hacen que una película sea igual a otras mil. A pesar de esto, algunos son necesarios. Algunas relaciones negativas muy específicas y otros asuntos de discriminación, ya utilizados hasta el hartazgo en el cine, vuelven a no sorprender a nadie. No dejan de ser entretenidos pero de J.K. Rowling se espera algo mejor.
Estas ideas están muy gastadas, y sumadas a los complicados arcos de la película, pueden terminar generando gran confusión. Sin embargo, el cariño que los personajes se ganan apenas ponen un pie en la pantalla, logrará mantener la atención del espectador. Una película introductoria como esta, a pesar de sus atajos en el guión, es una buena manera de dejar el camino preparado para un futuro más creativo.