Una ejecución narrativa tan sólida como sencilla.
Las relaciones humanas y qué es lo que las hacen funcionar siempre son carne de cañón para un buen drama, no tanto por la obvia cuestión del conflicto, sino por la obvia cercanía que puede tener con el espectador que no es ajeno a dicho conflicto. Pero cada tanto aparecen experimentos como Animales Nocturnos, que cruzan el drama intimista con el más corrosivo policial, volviéndolo un paquete difícil de ignorar.
Cuéntame tu historia:
Susan Morrow trabaja en una galería de arte y está atrapada en una relación sin amor. Un día, Edward, su ex-marido, le hace llegar una novela que le están por publicar, buscando la opinión de Susan, dado a que la inspiración de la misma surgió durante la turbulenta conclusión de su matrimonio. A medida que ella lee, no puede evitar sentir que la historia de la novela ––la de un hombre que busca vengarse de los lugareños que mataron a su mujer e hija–– parece tener una conexión con un evento que fue el que puso punto final a su relación. ¿Pero cuál fue?
El guión de Animales Nocturnos es uno brillante tanto desde la estructura narrativa como desde el desarrollo de personajes. El libreto de Tom Ford pone ante nosotros tres líneas argumentales que funcionan como un mecanismo de relojería, tanto autónomamente como en su combinación. Tres regueros de pólvora que van indefectiblemente en camino a contestar una pregunta que el espectador se hace en la cabeza desde el momento que Susan recibe el libro: ¿Qué pudo haber pasado entre ellos para que Edward escriba una historia tan desgarradora? Cabe aclarar que la solidez del guión no pasa solamente por su peculiar estructura narrativa, sino que los tres flujos narrativos abarcan una misma temática: la debilidad de carácter en el ser humano; cómo la abrazamos, cómo huimos de ella, cómo la negamos, cómo nos destruye, cómo nos compone, cómo nos define.
Tom Ford, no conforme con haber construido un guión sólido, lo supo complementar con una muy buena dirección; tanto en el aspecto técnico como en el aspecto actoral. Valiéndose de una sencillez que no hace más que denotar inteligencia, sabe separar estéticamente a cada línea argumental con un color distinto, y el espectador tiene presente sin ninguna duda o información en donde está metido. Parece que estoy elogiando algo que cualquiera podría hacer; de hecho, elogio que Ford se haya animado a hacerlo cuando ya no lo hace nadie.
Animales Nocturnos corona todos estos logros con una sobresaliente labor actoral encabezada por Amy Adams, que tiene el desafío de hacer creíble no tanto las distintas edades de su personaje, sino las diferentes etapas de maduración que vienen con cada una. Jake Gyllenhaal, aunque entrega una creíble interpretación en sus escenas con Adams, donde realmente consigue brillar es en sus escenas como el protagonista (en la mente del personaje de Amy Adams) de la novela que ha escrito. Michael Shannon entrega una sólida labor como el policía que asiste al personaje de Gyllenhaal en su venganza.
Conclusión:
Narrativa, visual y actoralmente, Animales Nocturnos es una historia sólida con una meta tangible y sostenida, con un tema que motoriza todo el entramado sin confundir. Una propuesta clara en sus ideas que mantiene el interés del espectador en todo momento. Recomendable.