Aniquilación

Crítica de Mauro Jacobo - Cinélico

Garland va definiendo su impronta

Cada vez son más las películas originales que llegan a través de plataformas On Demand como Netflix. En este caso llega un film de ciencia ficción y suspenso dirigido por Alex Garland, el artífice de la aclamada "Ex Machina".
¡Ojo! Debo aclarar a los espectadores despistados que probablemente este trabajo fílmico no sea lo que imaginan luego de ver los trailers promocionales. No es Rambo femenino en un planeta extraterrestre. Aclaro esto porque muchas veces pasa que al ver una cara muy conocida en el elenco y un trailer lleno de acción, el público piensa que se trata de una especie de "Aliens" o similar.
Tiene acción, claro, pero sobretodo tiene la impronta de un director con gran imaginación y cuyas raíces tienen que ver con la escritura, con ese nivel de detalle que va succionando al lector en la historia que quiere contar. En "Aniquilación" se nota esa dinámica, con un avance calmo y detallista pero a la vez contundente sobre lo que quiere transmitir.
La historia se centra en Lena, una ex soldado cuyo marido, también soldado, vuelve en estado catatónico de una misión ultra secreta. Lo que sucede es que una fuerza natural desconocida está avanzando sobre una zona rural de varios kilómetros en Estados Unidos modificando genéticamente todo a su paso. Para entender qué es lo que sucedió con su esposo, Lena se embarca en una misión junto a otras mujeres especialistas en distintas materias de las ciencias. La misión será una locura total a medida que van descubriendo el fenómeno que está teniendo lugar.
El film es un ensayo casi filosófico acerca de la relación de la naturaleza y el hombre, en donde el control esta vez está totalmente a cargo de la primera. Mutaciones genéticas imposibles y espeluznantes cobran vida en este film que mezcla suspenso, drama y horror. Ya en "Ex Machina" exploró la relación del hombre y la robótica en una visión bastante oscura e irónica. Con "Aniquilación" hace lo propio pero en relación a la biología. Presenta algunos planteos quizás muy conceptuales y sombríos, pero si se dejan llevar por Garland y prestan atención a las secuencias que nos va regalando, se van a encontrar con una gran película.
El final es un tanto abierto a interpretaciones varias y creo que es de lo más endeble de la propuesta, pero aún así logra atrapar y hacer disfutar a montones.