Una femme fattale en plena Guerra Fría. Critica de “Anna” de Luc Besson
Bajo la hipnotizante belleza de Anna Poliatova (Sasha Luss) se esconde un secreto que la lleva a poder desatar una imparable agilidad y fuerza, convirtiéndose así en una de las asesinas a sueldo más temidas por los gobiernos de todo el planeta. Por Bruno Calabrese.
Retomando la temática de una mujer que vive en un infierno, llenos de maltratos y abusos por parte otros (en este caso, su pareja), Luc Besson nos trae su nueva película, “Anna”. La historia gira en torno a una joven bella y luchadora es obligada a convertirse en una asesina de clase mundial, y se encuentra añorando su libertad mientras despacha a sus objetivos. Al igual que el clásico del director francés “La Femme Nikita”, donde demostró que los franceses podrían superar a Hollywood en la realización de películas de acción, acá nos encotramos con un producto de similares características, aunque no tan elegante y apasionante como “Nikita”.
Primero conocemos a nuestra heroína Anna (Sasha Luss) cuando un explorador de una agencia de modelos de París se acerca a ella en un mercado de Moscú. Ingresa rápidamente al mundo de la alta costura, y no es hasta que mata a un traficante de armas que la corteja que la película se duplica, revelando el reclutamiento previo de Anna por la KGB. Esa no es la historia completa tampoco: una y otra vez, la película sigue un camino narrativo, luego salta hacia atrás cuando cada giro revela un nuevo hilo oculto. Besson mantiene la historia y la acción mientras se desliza hábilmente en detalles menores que resultan cruciales más adelante.
El hilo argumental es similar a “Atomic” protagonizada por Charlize Therón, ambientada en plena guerra fría. Aunque aquella se volcaba decididamente a la acción el film es un compendio de traiciones y espionaje de similares características. Incluso cuando entra en juego el amor en la vida de Anna, sin distinción de género. La chica enamorada de Anna es una francesa débil y tonta, mientras que los hombres, agentes de la KGB y de la CIA, son rudos y fuertes (¿metáfora sobre la posición francesa en la Guerra Fría?). Luke Evans (“Drácula: la historia jamás contada”) interpreta a Alex Tchencov, el agente de la KGB que la rescata del infierno, la entrena y la convierte en espía, mientras que Cillian Murphy (“Peaky Blinders” y “”28 Days Later”) encarna a Lenny Miller, el agente de la CIA. Aunque ambos cumplen un buen papel, es la siempre brillante Hellen Mirren quien aporta los mejores momentos interpretando Olga, la reclutadora de agentes de la KGB. Una especie de madama de burdel, maltratadora y manipuladora, que fuma todo el día mientras le asigna misiones a Anna.
La película es más un juego de intriga y espionaje que pura de acción, pero no faltan las escenas de peleas y tiros. La mano maestra de un experimentado en el rubro se ve aca en la brutal escena de lucha de Anna contra un montón de mafiosos en un restaurant. Vertiginosa y violenta, con cámara en movimiento permantente muchos balazos a quemarropa, sale de la elegancia mostrada por el director en sus anteriores películas, para asimilarse a una escena salida de “John Wick” o de “The Raid”. La música se corresponde con el momento, canciones de Technotronic o de INXS suenan en diversos momentos para contextualizar lo ochentas.
“Anna” es una película entretenida, que se apoya en una fórmula repetida, pero que igualmente funciona por el sello distintivo del director, lleno de seducción y dinámica. Sin estar a la altura de anteriores films del género de Luc Besson como “La Femme Nikita” y “León, The Profesional” es una película interesante para quien incursiona por primera vez en la filmografía del galo, sobre todo después de su fallida última película “Valerian y la Ciudad de Los Mil Planetas”.
Puntaje: 70/100.
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