Después del desastre comercial de Valerian, el director Luc Besson decidió volver a sus fuentes dentro del cine de acción que es el género que mejor domina.
Anna es una propuesta que cuenta con la gran debilidad de trabajar un personaje que resulta demasiado familiar en la filmografía del cineasta francés después de Nikita y Lucy.
La verdad que este no es el proyecto más inspirado de Besson y hay varios momentos que recrean escenas muy similares a las que tuvieron los títulos citados.
El esfuerzo del realizador por intentar hacer algo diferente es casi nulo y esas coreografías de tiroteos que en el pasado resultaron emocionantes ahora parecen redundantes porque ya las vimos en otras oportunidades.
Pese a todo, es justo reconocerle que su ejecución de ese tipo de escenas sigue siendo muy superior a lo que se hace en Hollywood con esos pastiches ridículos de CGI.
La película evoca bastante la clase de thrillers de explotación que se hacía en los años ´90, el período que representó la época de gloria del cineasta francés. Motivo por el cual es bastante complicado tomar en serio el supuesto mensaje de empoderamiento femenino, que de un modo retorcido, Besson intenta expresar en su obra.
En este proyecto trabajó la temática de espionaje a través de un guión que ensucia el conflicto central con numerosas secuencias de flashbacks que tienen la función de explicar los giros inesperados.
Un recurso que por momentos se vuelve tedioso, sobre todo por el modo en que se estira el relato.
Ahora bien, con todas estas dificultades Anna consigue se entretenida y trabaja el mundo de los espías y el concepto de la femme fatale de un modo más satisfactorio que Red Sparrow, con Jennifer Lawrence.
Lo mejor del film pasa por la presencia de la modelo rusa Sasha Luss, quien no contaba con antecedentes en la actuación y ofrece una muy buena interpretación. Este es un punto en el que disiento con muchos detractores de este film.
Para tratarse de una chica que viene de un campo laboral diferente su labor en los momentos dramáticos es muy correcta y sale bien parada en las secuencias de acción.
Es más, en más de un momento de este relato Sasha captura con más fidelidad la esencia de la Viuda Negra de los cómics que todas las participaciones de Scarlett Johansson en los filmes de Marvel, donde solo el productor Kevin Feige entiende que quisieron hacer con ese personaje.
Dentro del reparto la protagonista está muy bien rodeada por artistas de jerarquía como Cillian Murphy, Luke Evans y una gran Hellen Mirren, quien se luce especialmente con esa clase de espías de la KGB, adictos a la nicotina, que suelen ser parte de las novelas de John Le Carré.
Anna está muy lejos de ser una gran película de Luc Besson pero como thriller de acción no está mal para pasar el rato con esta clase de propuesta.