La Nikita robótica
Las matrioskas son muñecas rusas que contienen entre sí más muñecas, trazando un paralelismo con todas las mujeres que logra representar Anna: El peligro tiene nombre (Anna, 2019), la última película de Luc Besson, remake de Nikita, la cara del peligro (La Femme Nikita, 1990). ¿Quién es realmente la enigmática dama protagonista del film y cuántas mujeres esconde? ¿Es una simple vendedora de muñecas en el mercado de Moscú? ¿Una supermodelo de Paris desfilando? ¿Una doble agente? ¿O simplemente una excelente jugadora de ajedrez?
Bajo la hipnótica belleza de Anna Poliatova (Sasha Luss), se esconde un secreto que la lleva a poder desatar una imparable agilidad y fuerza, convirtiéndose así en una de las asesinas a sueldo más eficiente y requerida, eterna prisionera en búsqueda de su libertad y estratega amante de irresistibles hombres: Alex Tchenkov (Luke Evans) y Lenny Miller (Cillian Murphy) y bajo las órdenes de Olga (Helen Mirren). El juego de ajedrez, que es de significancia en esta película, manifiesta una alusión a la rivalidad de poderes entre Rusia y Estados Unidos, mientras que parte de la historia sucede en Paris.
Luc Besson regresa con una nueva versión de la ganadora de premios Nikita, la cara del peligro, y que dio lugar a series de televisión y a una interesante versión norteamericana La asesina (Point of No Return, 1993), en la que Besson participa del guion. En esta ocasión, Anna: El peligro tiene nombre promete al comienzo suspenso, intriga, misterio y acción al estilo del director, que narrativamente funciona bien, sin embargo logra interrumpir el impulso narrativo luego del primer acto; además, de no contener el sustento dramático y emotivo.
Anna: El peligro tiene nombre es sólo un film de efectiva estructura de acción que cae en una meseta narrativa. El guion resulta incoherente al perderse en la relación temporal entre los distintos y excesivos flashbacks que a pesar de su presentación de forma desordenada, como un recurso utilizado ex-profeso, no consiguen su objetivo, confundiendo y abrumando al espectador. Esta propuesta reafirma que el punto fuerte de Besson continúa siendo la dirección y la espectacularidad, sobre todo en las escenas de acción. Introduce nuevos elementos pero que no suman a la historia.
Si bien la actriz y modelo rusa Sasha Luss es de una belleza significativa y camaleónica, no resulta creíble a la hora de la acción, pareciendo hasta robótica sin carisma escénica, lo cual es decepcionante. Los efectos especiales están dentro de lo esperable del director, no obstante, la película resulta muy extensa y no logramos comprender el verdadero motivo de esta nueva versión. Los actores secundarios se destacan por sus interpretaciones, de hecho con ellos empatizamos más que con la protagonista, que casi nos resulta indiferente intentando lograr su tan ansiada libertad o cumpliendo con las misiones que se le otorgan.
El director de Angel-A (2005) plantea mensajes entre líneas en la conexión con Nikita, la cara del peligro, que están relacionados con nuestra aceptación y deseos más camuflados. La realidad que nos creamos y atribuimos a otros, ya sea la sociedad, nuestros padres, infancia, pareja; se relaciona de manera íntima con aquello que quiere comunicar Luc Besson.