Si tuviéramos que dividir la filmografía de directores según sus películas buenas y malas, dentro de la de Luc Besson, no quedaría otra opción que enviar "Anna: El peligro tiene nombre" hacia el sector de sus más pobres realizaciones. El cineasta francés conocido por "El perfecto asesino", "El gran azul" y "Nikita", entre otras, no termina de convencer con su última obra y aquí veremos por qué.
La cinta nos presenta a la hipnotizante Sasha Luss en el papel de Anna, una joven asesina de increíble agilidad que es contratada por espías rusos para hacer lo que mejor sabe hacer: matar gente. Con varias idas y venidas en el tiempo, vamos conociendo su pasado y cómo su deseo de libertad se hace vital en el desarrollo de la trama.
Después de algunas escenas con diálogos algo acartonados, hay que reconocer que el film toma vuelo al comienzo del segundo acto, con giros de guión y secuencias de acción con una buena dosis de adrenalina que dejan al espectador atado a su asiento. Sin embargo, con el correr de los minutos, abusa tanto de los saltos temporales que torna la historia predecible y torpe. Aunque el espectador intente dejar de lado la poca credibilidad de lo que sucede, es imposible no verle los hilos y los huecos por todos lados.
Lo que sí es cierto es que todo lo que se relaciona con enfrentamientos, disparos y peleas cumple con creces. Pero no mucho más que eso. Aporta mucho a la trama Helen Mirren con una gran actuación, aunque no terminan de ser bien aprovechados Cillian Murphy y Luke Evans, cómplices en una historia melodramática que no termina de entenderse.
Otro punto positivo es que la línea de la película nunca deja su tópico principal de lado: el deseo de libertad. Por más que se toquen temas como el amor, la fidelidad, la lealtad, cada momento está atravesado por lo que tanto añora Anna.
En líneas generales, "Anna: El peligro tiene nombre" es una película de acción que puede conformar a quienes se dirijan a la sala a ver tiros y peleas, pero para aquél que quiera hilar más fino, se encontrará con muchos problemas a la hora de contar la historia.
Puntaje: 4,5/10
Manuel Otero