Un tremendo thriller de acción, con vueltas de tuerca, idas y venidas en tiempo, y entre Moscú y París, es lo que ofrece Anna (El peligro tiene nombre es el subtítulo local), la nueva película de Luc Besson (El perfecto asesino).
Si la invitan a un restaurante, a Anna, una joven rusa que es rescatada de un puesto de venta ambulante de mamushkas, mejor no dejarle a mano un tenedor.
Nada es lo que parece en esta película, que arranca por 1985 y salta a 1990, y va una y otra vez, yendo y viniendo, para que el espectador entienda por qué pasa lo que pasa ante sus ojos, mostrando diálogos y situaciones por momentos inimaginables segundos antes.
Anna es una agente de la KGB, que lo único que desea, tras pasarla mal reiteradas veces, es ser libre y no esclava de nada ni de nadie. No la va a tener fácil, porque el guión de Besson la hace sufrir tanto como liquidar hombres. Que pueden estar armados o no, pero como todo filme de acción del siglo XXI, peguntarse por qué no la eliminan de un balazo no es válido. Sí, como en Nikita o Lucy, ambas de Besson.
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Buena
Crítica de Anna: No duerme, ni deja vivir
Tiene acción, persecuciones, peleas, algo de sexo, humor y entretenimiento.
Anna. La rusa Sash Luss. FOTO: BF DISTRIBUTION
PABLO O. SCHOLZ
14/08/2019 - 18:34 Clarín.com Espectáculos Cine
Luc BessonHelen MirrenCríticas De CineSpot
Un tremendo thriller de acción, con vueltas de tuerca, idas y venidas en tiempo, y entre Moscú y París, es lo que ofrece Anna (El peligro tiene nombre es el subtítulo local), la nueva película de Luc Besson (El perfecto asesino).
Si la invitan a un restaurante, a Anna, una joven rusa que es rescatada de un puesto de venta ambulante de mamushkas, mejor no dejarle a mano un tenedor.
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Nada es lo que parece en esta película, que arranca por 1985 y salta a 1990, y va una y otra vez, yendo y viniendo, para que el espectador entienda por qué pasa lo que pasa ante sus ojos, mostrando diálogos y situaciones por momentos inimaginables segundos antes.
Anna es una agente de la KGB, que lo único que desea, tras pasarla mal reiteradas veces, es ser libre y no esclava de nada ni de nadie. No la va a tener fácil, porque el guión de Besson la hace sufrir tanto como liquidar hombres. Que pueden estar armados o no, pero como todo filme de acción del siglo XXI, peguntarse por qué no la eliminan de un balazo no es válido. Sí, como en Nikita o Lucy, ambas de Besson.
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Se sabe que cuando a uno le vienen pegando, es más fácil que le sigan dando. Sin la necesidad de parafrasear a la Sra. Legrand, por aquello de como te ven, te tratan, y si te ven mal, te maltratan, a Luc Besson algunos pasos en falsos, tanto en la dirección como en su rol de producción, convengamos, más acusaciones de abuso y acoso sexual, le está costando críticas duras a éste, su más reciente filme.
Y lo cierto es que la nueva película del director de Subway y El quinto elemento tiene más para ponderar que para defenestrar.
Anna convive casi el mismo tiempo en París que Leo, el profesional que interpreta Jean Reno, en Nueva York en El perfecto asesino. Y en Anna, la película, hay más de un punto en común.
Ambos protagonistas son certeros y fríos asesinos. Suelen estar solos, son resentidos pero, cómo no, tienen un gran corazón.
Y así como en El perfecto asesino había un policía estadounidense malvado y corrupto (genial interpretación, plagada de tics, sí, del inglés Gary Oldman), aquí hay un agente de la CIA con mucho de Norman Stansfield, más que nada en su manera de hablar, que encarna el irlandés Cillian Murphy.
También se parecen en que ambos filmes no dan un segundo de respiro, y en que Besson contó con un gran elenco. A la modelo rusa Sasha Luss, que sobrevivió al bodrio de Besson Valerian y la ciudad de los mil planetasy no desentona, y al nombrado Murphy, agreguen a la londinense Helen Mirren como una espía de la KGB, que comparte tareas con el galés Luke Evans.
Si busca entretenimiento, acción, persecuciones, peleas inauditas (la del restaurante), algo de sexo y humor, Annano lo desilusionará.