Basada en la novela de Leon Tolstoi, en una versión arriesgada y de gran despliegue estético, este film dirigido por Joe Wrigh (“Orgullo y prejuicio”, “Expiación, deseo y pecado”) es sumamente atractivo. Ambientado en un teatro, con todos sus artificios a la vista, con una coreografía que no se limita a las escenas de baile, sino a burócratas, exotismos, atención de mucamos y especialistas, sino que cuando se encuentra la pasión, un vals puede convertirse en una seducción de cisnes de gran efecto. Pero además del latir de las pasiones que no se pueden frenar, del paralelismo de dos historias de amor, la trágica y la bucólica, más buenos actores, todo atrae en este film para disfrutar.