Pregúntame sobre mi muñeca maldita
Annabelle 2: La Creación (Annabelle: Creation, 2017) es la precuela de la precuela de El conjuro (The Conjuring, 2013) y viene a servir de historia de origen para la epónima muñeca maldita, aún si las películas anteriores no dejaron mucho a la imaginación.
La película es la cuarta de la serie (con dos más en camino) y representa el esfuerzo de la productora Blumhouse en ahondar la mitología de su franquicia, ignorando que cuanto más explican y más reveses inventan menos terror inspira la muñeca y la actividad paranormal que la envuelve. Por otra parte, las películas Blumhouse suelen prescindir de violencia cruenta y favorecer una construcción más bien artesanal del terror, utilizando ángulos de cámara y montaje manipulativo para desarmar al espectador y construir sustos.
Al menos así empiezan y por un rato la audiencia sufre con gusto la anticipación de cada pequeño susto, para el que le gusta eso. Por esta vez incluso la película tiene el buen gusto de no acompañar estos momentos con ruidos de estruendo o algo por el estilo. Pero inevitablemente todas deben terminar exponiendo un monstruo risible y escenificando un desenlace cargado de acción pero desprovisto de toda lógica o interés psicológico.
El director es el sueco David F. Sandberg, mano de obra barata pero efectiva importada directamente de YouTube. Sandberg se inició creando videos de terror en su canal y pueden buscarlos - “Lights Out, “Cam Closer” - para comprobar con qué poco arma pequeños momentos de temor. Pero lo que funciona en un video de 2 minutos en YouTube padece un tanto a lo largo de 109 minutos en la pantalla grande. La película se hace larga para ser algo de pura técnica, y pura técnica es lo único que tiene, porque la historia es débil y no muy interesante.
La casa embrujada en cuestión podría ser la misma de cualquiera de las demás películas de la serie, incluso otras como La noche del demonio (Insidious, 2010) o Sinister (2012). Todas montan el mismo tipo de locación - una solitaria mansión victoriana - y esencialmente tratan sobre personas (usualmente niños) que salen a explorar la mansión de noche, atraídos por algún ruido o presencia maligna. En este caso hay media docena de jóvenes huérfanas recién llegadas al hogar del matrimonio Mullins (Anthony LaPaglia y Miranda Otto), que obviamente esconden algo. Lamentablemente no es misterio para la audiencia, así que las averiguaciones de las protagonistas carecen de tensión.
La falla inevitable de estas películas, de convertir al miedo en franquicia, es que a la larga la lectura psicológica se vuelve obsoleta; la historia deja de ser sobre los personajes y pasa a ser sobre el monstruo insignia, que no representa nada y posee lazos superficiales con los protagonistas de turno. El resultado es que Annabelle 2: La Creación no trata sobre nada en particular, no desarrolla ningún tema, no le da siquiera un arco narrativo a sus protagonistas. Es un paseo por una casa embrujada que sangra estilo e inteligencia minuto a minuto.