La muñeca maldita sigue en actividad
La muñeca que ocupaba el prólogo de "El conjuro" sigue haciendo estragos en esta segunda precuela que mejora, un poco, el nivel de la película anterior. Esta vez, la historia va directamente al origen de la pesadilla, mostrando las penurias de unas chicas que, cuando cierra el orfanato donde viven, se mudan a la mansión de un fabricante de juguetes que perdió a su hija en un accidente doce años atrás.
La película empieza más o menos tranquila dada las circunstancias, y hay que darle un poco tiempo antes de que los sucesos horripilantes empiecen a sucederse uno tras otro. El director David F. Sandberg intenta un clima de terror clásico que por momentos rinde, aunque también se torna un tanto repetitivo en las típicas escenas de heroínas deambulando por pasillos oscuros. Por suerte, el nivel de horror va creciendo en intensidad sobre todo cuando los hechos también empiezan a pasar a plena luz del día, lo que da lugar a algunas de las mejores escenas. La fotografía es excelente, igual que la dirección de arte que se luce especialmente con el diseño no sólo de la muñeca sino también de algunos de los juguetes de época que, por supuesto, siempre aparecen en las numerosas escenas sobrenaturales.