Bienvenida esta secuela del spin off de El Conjuro. Todo aquello que la primera parte de Anabelle no había logrado, en esta oportunidad se concreta y potencia.
La maléfica muñeca toma posesión de un improvisado orfanato en donde nadie saldrá ileso del pasado, el que vuelve para tomar aquello que se le quitó de manera imprevista. La tensión y el suspenso atrapa hasta la última escena, de una saga que, a esta altura, ya se espera otro capítulo.