La llegada de Annabelle viene a casaes la séptima película que integra el universo de El Conjuro -cuya tercera parte se anuncia para 2020- y juega con la idea de los espíritus inhumanos que utilizan a la muñeca del título como conductora para esparcir el Mal en sus distintas formas.
Detrás de cámara está Gary Dauberman -guionista de Annabelle, las dos partes de It y la olvidable La monja- mientras que James Wan se mantiene en el rol de productor.
Al comienzo del filme vemos a Lorraine -Vera Farmiga- y Ed -Patrick Wilson-, la famosa pareja de expertos en fenómenos paranormales, trasladando a la muñeca del título a su depósito de objetos endemoniados y pasando por un cementerio en medio de la ruta. Ese inquietante prólogo enciende el misterio de cómo Annabelle afectará al resto de los objetos que guardan bajo llave y aterrará a Judy -Mckenna Grace-, la hija de los Warren, a su niñera y a una amiga.
Encerrada en una vitrina que nunca debe abrirse, la muñeca es el eslabón para despertar otras monstruosidades que están en el lugar. La película inquieta y concentra más suspenso que terror en una trama de la que se adueñan los personajes adolescentes: se encuentran solos y a merced de fuerzas sobrenaturales que los rodean.
En ese sentido, Annabelle viene a casa explora el terror bajo las distintas formas en las que se manifiesta -"Veo cosas como mi mamá", asegura Judy- y juega con detalles terroríficos y la oscuridad de una casa inmersa entre las brumas.
El relato recupera el espíritu clásico de las filmes de terror de los años setenta con presencias amenazantes que deambulan dentro y fuera de la casa y que aquí no adelantaremos. Esta tercera entrega concentra el clima adecuado y tiene momentos inquietantes en la casa de los Warren.
En esta ocasión cobran protagonismo los diferentes objetos que fueron motivo de investigación y presenta nuevos monstruos entre pérdidas paternas, un juego de mesa y un romance adolescente con el cajero de un supermercado. Los sobresaltos están y el terror dice presente a través de las pérdidas, la culpa y los miedos más profundos.