Luego de que los Warren se hagan cargo de la muñeca Annabelle para añadirla a su “colección” de objetos malignos, la noticia de que son demonologos sale a la luz, afectando de forma directa a su pequeña hija, quien queda marginada en el colegio ante el miedo y la superstición de sus compañeros. Cuando la pareja tiene que viajar para otro caso, la joven Judy Warrense queda con su niñera, a quienes se les suma la amiga de esta última, más interesada en encontrar algo que la contacte con su recientemente fallecido padre.
Luego de una mediocre primera parte, y una sorpresivamente precuela, nos llega la conclusión de la saga protagonizada por esta muñeca, que dio pie a los spin off del Warrenverse. Y al parecer, estamos en uno de los pocos casos donde la trilogía fue mejorando a medida que fueron saliendo nuevas películas.
Como verán, tanto Vera Farmiga y Patrick Wilson se hacen presentes en Annabelle 3: viene a casa, pero no por eso se roban la función, o estamos ante un El Conjuro 0. Más bien se explora el personaje de la hija de ellos, a quien ya vimos en otras cintas, pero que poco y nada tuvo de protagonismo, más que alguna escena forzada para que sepamos de su existencia.
Por suerte, y pese a algún momento de estupidez (debido al guion, sobre todo), los tres personajes logran sostener la película, aun con tres actrices que son jóvenes y desconocidas para casi todos. Sus roles son creíbles, y, por ende, nos preocupamos por ellas cuando sus vidas corren peligro, aunque no pasa lo mismo con el único rol masculino importante de Annabelle 3: regresa a casa. Sin contar demasiado, estamos ante casi el mismo personaje insoportable visto en La Monja.
Pero eso no es lo peor de Annabelle 3: viene a casa. Y es que cuando llegamos al clímax, donde se sueltan todos los demonios, tenemos un par de escenas tan poco creíbles, que hasta nos hacen acordar a Escalofríos cuando Slappy soltaba a todos los monstruos creados por Stine.
Así y todo, Annabelle 3: viene a casa es bastante entretenida, y pelea con la anterior entrega por el primer puesto de esta saga. Pese a que no deja de ser un producto hecho solo para sacar un par de billetes más agarrándose de El Conjuro, logró tener personalidad propia y hacerse con un nombre en un subgénero que entrega buenas películas a cuenta gotas.