Rebelión en lo de los Warren
Finalmente llega a nuestros cines la tercera entrega de Annabelle, la muñequita que funciona como un conducto para atraer espíritus demoníacos. Y bien en claro lo tienen los demonólogos Ed y Lorraine Warren, por este motivo la rescatan de las manos de sus últimos dueños y la llevan a su casa para ponerla bajo llave, y contenida en una caja de vidrio bendecida, en el cuarto de los objetos poseídos. Claro que sin no antes experimentar extraños acontecimientos durante el viaje hacia el hogar.
Y es aquí donde tendrá lugar la acción de Annabelle 3: Viene a Casa (justamente), el popular spin off del conjuroverse, en donde toman protagonismo Judy (Mckenna Grace), la pequeña hija del matrimonio, que padece acoso escolar porque sus padres están cualificados por la prensa entre héroes y farsantes; la niñera de Judy, Mary Ellen (Madison Iseman), una joven muy responsable que aprecia mucho a la niña; y Daniela (Katie Sarife), amiga de Mary Ellen, muy curiosa de los objetos frikis de los Warren.
Lo cierto es que Ed y Lorraine deben ausentarse por un día, y dejan a Judy al cuidado de Mary Ellen, prometiendo volver para festejar su cumpleaños. Claro que Daniela no tardará en unirse al dúo, motivada más que por su amistad con la niñera, por un problema personal que la aqueja, del que piensa que los Warren la pueden ayudar. Es así que mientras Mary y la pequeña prueban sus flamantes patines en el exterior, Daniela no tendrá mejor idea que abrir el cuarto de los objetos poseídos y sobre todo el cofre vidriado donde se encuentra Annabelle… ¡Sacrilège!
A partir de este suceso imaginen el descontrol, nuestra muñeca de pelo rojizo alterará a cada uno de los objetos que se encuentran en el cuarto, generando una anarquía paranormal en la casa de los Warren. Serán las tres chicas las que padecerán las consecuencias, además de un joven enamorado de Mary Ellen. Sin dudas Gary Dauberman ha estudiado cada uno de los detalles de este terrorífico universo, porque muestra astucia y conocimiento a la hora de elaborar el guion de esta secuela.
En esta receta tenemos todos los ingredientes del conjuroverse, algo de motivaciones personales: el bullyng, el primer amor y la muerte de un padre; combinados con la peor pesadilla sobrenatural, que todos los objetos poseídos se activen a la vez. Todo un legado de sangre para la pequeña Judy, quien posee la misma sensibilidad hacia los espíritus que su madre.
Si bien la película no da una vuelta de turca al género, sabe jugar con los tópicos. Propone una puesta en escena funcional, buenas actuaciones y una narración con timing que se nutre a base de grandes sustos. O sea, hay tensión, hay humor, hay frescura, salen a luz nuevos demonios y sobre todo hay autorreferencias; a agudizar los sentidos que vas encontrar más de un easter egg de este temible universo. Sujeta el crucifijo e ingresa a la sala, porque si sos fan de la saga la tercera entrega de Annabelle brinda lo que promete y más.