“Annabelle” es uno de los spin offs del universo de “El Conjuro”, aquel empezado con “The Conjuring” (2013) dirigida por James Wan (“Saw”, “Aquaman”) que cosechó tanto la ovación del público como la de los críticos. Esta muñeca demoníaca representa, quizás, el spin off más exitoso y también el más explotado por Warner ya que es el primero en alcanzar el status de trilogía. Si bien la primera entrega no estuvo a la altura de las circunstancias, ofreciendo un producto de terror más convencional y estereotipado, el segundo capítulo representó una gran mejora que se ubicaba más cerca de lo concebido por el mismo Wan, siendo un producto entretenido y bien elaborado.
Ahora es el turno de esta tercera entrega que se presenta a modo conclusión, exponiendo el largo camino de la muñeca del título hacia el armario de cristal donde la encerraron la pareja Warren para que no aceche más a ningún mortal. El largometraje nos muestra, nuevamente, a los demonólogos Ed (Patrick Wilson) y Lorraine Warren (Vera Farmiga), los cuales capturan a Annabelle y deciden llevarla a la sala de objetos oscuros que guardan bajo llave en su casa. La colocan en la ya mencionada vitrina bendecida por un sacerdote y salen de viaje apresuradamente prometiendo volver para el cumpleaños de su hija de diez años, Judy (Mckenna Grace), al día siguiente. No obstante, la pequeña niña queda al cuidado de Mary Ellen (Madison Iseman) que parece ser la niñera habitual de la familia. Esta adolescente percibirá que Judy no la está pasando bien en la escuela por ciertos casos de bullying, por una sensibilidad hacia los espiritus tal como la que tiene su madre y por el miedo de sus compañeros a los rumores que rodean a la familia Warren y su peculiar profesión. Es por ello que la niñera intentará animarla mediante juegos y la preparación de una torta de cumpleaños pero todo esto se verá alterado cuando Daniela (Katie Sarife), amiga de Mary, vaya a visitarlas con el objetivo de curiosear sobre los objetos que guardan los demonólogos en su cuarto. Como podrán imaginar, las cosas se volverán terroríficas cuando Annabelle termine siendo liberada y a su vez despierte al resto de los espíritus malignos que descansan en aquel cuarto.
“Annabelle: Comes Home” es el raro caso de la secuela que termina siendo mejor que la producción original. Si bien la película no alcanza el nivel de los films de “El Conjuro”, dirigidos por James Wan, sí logra superar a todo el resto de los spin off que fueron derivando del “Universo Warren”, manteniendo los mecanismos propuestos por el realizador malayo y dándole el sello característico por medio de su estética, su manejo de la tensión e incluso la disposición y su estilo en el desplazamiento de la cámara en el espacio escénico. Resulta sorprendente porque además la cinta fue dirigida por el guionista devenido en director, Gary Dauberman, que fue el encargado de escribir las dos películas anteriores así como también “It” (2017) y su continuación, “It: Chapter Two” (2019). El guion de este episodio también fue escrito por Dauberman a partir de una historia concebida por el propio James Wan, y quizás ahí este la clave. Este cierre de trilogía se lo siente como una especie de “El Conjuro 2.5”, ya que no solo cuenta con la presencia de los Warren (una intervención acotada durante dos secuencias, una al inicio y otra sobre el final del film) sino porque también mantiene el espíritu de aquellas películas y porque explota el factor fan por medio de algunos easter eggs relacionados con las películas anteriores y con los conocidos casos del matrimonio real.
Por otro lado, la obra se erige como un gran homenaje a los films de terror de la década de los ’70 en especial a aquellos que se orientaban alrededor de adolescentes desprevenidos y también cuenta con cierto grado de humor para descomprimir entre tantos momentos de tensión.
Si bien la película tampoco es que reinventa el género, sí se nos presenta como un gran y entretenido capítulo en El Universo Expandido del Conjuro que está muy bien presentado a nivel técnico y narrativo, y que también cuenta con un sólido elenco para afrontar la tarea. El diseño de producción es otro de los aspectos a destacar junto con la fotografía que terminan de construir ese clima asfixiante y terrorífico. Igualmente, la base de este film y lo que supo hacer distinguir a “The Conjuring” de su competencia es el montaje y su administración del tiempo, es decir el ritmo narrativo, así como también el hecho de poner el jumpscare o el susto en el lugar menos previsible y pensado. Algo totalmente fundamental para el fan del género y para todo aquel que busca asustarse radica en ese punto para poder hacer más disfrutable y sorprendente la experiencia.
“Annabelle 3: Viene a Casa” es un film entretenido y terrorífico que tiene sus buenas dosis de sustos y adrenalina. Una experiencia cinematográfica asfixiante y angustiosa que no dará respiro al espectador. La película de Annabelle que le hace honor al legado del Conjuro anteponiéndose a las familiaridades de los relatos de posesiones y demonios gracias a un buen trabajo de casting, a un sólido desempeño en el ámbito de la técnica y a una dirección inspirada de Dauberman.