“Annabelle” no será original pero asusta con eficacia
En la excelente película "El conjuro", la muñeca que ahora tiene su propio film ocupaba sólo una subtrama que ofrecía algunos de los momentos más aterradores, y también se mencionaba una vieja historia que es justamente la que ahora se cuenta en esta precuela.
Igual que en "El conjuro", la intención es volver al terror de cuño clásico para diferenciarse del cine de "found footage" que abunda en el siglo XXI. Pero "Annabelle" apela a recursos un poco más trillados, empezando por los fantasmas que atormentan mujeres embarazadas, golpe bajo pero efectivo si no, habría que preguntarle a Roman Polanski-, sólo que en este caso está la muñeca de por medio, y también una secta satánica. De todos modos, la historia sigue siendo interesante a pesar de no ser original, y la verdad es que el director Leonetti (que viene de una familia con una larga tradición de directores de fotografía) conoce perfectamente los recursos del género, logrando que el espectador salte de su butaca aun sabiendo más o menos qué es lo que está por pasar.
Básicamente, la historia es la de una pareja que espera un bebé y que tiene la mala suerte de incluir a Annabelle en su colección de muñecas. Con el ataque de los miembros de una secta, que hieren a la embarazada, la cosa se pone más tensa, más aún cuando en los meses siguientes empiezan a pasar cosas sobrenaturales, una de las cuales desemboca en el nacimiento un poco adelantado de una hermosa beba. Pero a partir de ahí las cosas raras no cesan, y entonces tanto un sacerdote como una escritora experta en lo paranormal (Alfre Woodard, lo mejor del film a nivel actuación) tratan de ayudar descubriendo que hay un demonio reclamando un alma.
Los fans del género van a apreciar las escenas de intenso terror y se burlarán de algunas copias obvias, pero lo cierto es que. como divertimento sobrenatural, "Annabelle" funciona y se puede ver sin miedo, o mejor dicho, con una buena dosis de miedo.