Annabelle

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

El regreso de una muñeca maldita

Con las mismas herramientas de siempre, la película profundiza la estética del cine de terror. Su director, John Leonetti logra mantener el suspenso y provocar miedo en los espectadores sin sangre pero con inteligencia.

Annabelle no viene sola. El cine de terror es el cine en el que con más énfasis se han realizado y multiplicado las secuelas. Desde la década del treinta, con los clásicos monstruos de la Universal hasta la actualidad, el cine de terror ha vuelto sobre sus personajes una y otra vez.
En el año 2013 una obra maestra del cine de terror llegó a las pantallas de todo el mundo. Se llamaba El conjuro (The Conjuring) y su director era James Wan, un experto en cine de terror, creador de la saga de El juego del miedo. El conjuro era un film de terror poseedor de un estilo fuera de moda, filmada con recursos de la década del cuarenta, como los films de la RKO. Gran utilización del fuera de cuadro, suspenso, puertas que rechinaban y efectos especiales que no intentaban apoderarse de la historia para convertirla en un show de post producción.
La película demostró que con inteligencia y un refinado trabajo de dirección, se puede asustar y mucho a los espectadores, aun a los que están más acostumbrados al género. No podían quedarse en un solo film.
Annabelle es una precuela de aquel film, que narra los hechos anteriores al comienzo de aquella historia y tomando como centro a la figura de la muñeca. Una pareja que espera familia compra la muñeca y la lleva a la casa para formar parte de la colección que tienen. Durante el embarazo ocurre un incidente con un culto satánico que parece dejar una secuela siniestra en Annabelle. El embarazo quedará a partir de ese momento bajo amenaza de una fuerza desconocida que parece querer quedarse con el bebé. Nada más se puede adelantar sobre la trama, el resto se develará poco a poco, siempre con la muñeca como figura ominosa y escalofriante.
Annabelle es leal al estilo visual de El conjuro aun cuando no logre alcanzar su nivel. Pero no se produce un cambio estético notorio y las herramientas para asustar son las mismas. El temor a que un bebé esté en peligro es más que suficiente para que el espectador esté inquieto y algunos momentos muy inspirados producen una tensión que no permite la indiferencia. Los efectos especiales son pocos y los que aparecen tienden a ser utilizados de forma muy realista, lo que sin duda aumenta mucho más el terror.
Menos sangre, más miedo, esa es la fórmula. Mientras tanto, ya se anunció El conjuro 2, dirigida por James Wan. Habrá que esperar ansiosos, porque por ahora, las historias y las películas son buenas. Eso sí, si tienen una muñeca en sus casas, seguro está noche dormirá afuera. No lo tomen a la ligera.