Annie

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Ni sol, ni un mañana para esta nueva Annie

Esta película empieza de la peor manera que podía hacerlo. Como esos boxeadores que suben al ring bailoteando, sobrando al rival, y minutos después están besando la lona, luego de recibir una brutal paliza. En la primera escena vemos a una pelirroja dando una lección ante sus compañeros de clase. Se llama Annie, y la muestran sin gracia para que a continuación la otra Annie, la morocha, quede como una copada y aplaudida por sus compañeros. Pero para cancherear así hay que tener con qué, y esta nueva Annie no tiene ni para empezar.
La historia es bien conocida, se trata de un clásico de las historietas y del teatro musical. Annie es una huérfana que vive en un asilo manejado por una desalmada alcohólica. La pequeña tiene la esperanza de que sus padres vuelvan por ella, y no la pierde ni siquiera cuando un millonario la lleva a pasar un tiempo a su mansión. La historia transcurría durante la gran depresión de los EE.UU., con Roosevelt en la presidencia y un trasfondo político inevitable.
Esta adaptación apesta a corrección política de la peor. La mismísima protagonista pide no ser llamada huérfana, sino "niña sin amparo filial". En serio, no es joda. Ni hablemos de la discriminación inversa. Esta idea de Hollywood de hacer películas antes hechas por blancos, ahora con negros. Annie es morocha, y su nuevo tutor también. Ni siquiera arriesgan a lo multirracial. Dejan en claro lo nefasto que es todo.
Esta Annie no es la huérfana pendenciera, pícara y siempre lista para meterse en problemas que creó Harold Gray. Todo lo contrario, es adorable, todo el barrio la quiere y es tan simpática y autosuficiente que dan ganas de perderla en un shopping. El mundo del lujo al que de pronto accede, aquí se reduce a un mundo corporativo, frío, impersonal. Como la película misma.
Cameron Díaz está en el lugar equivocado. Sencillamente no es la actriz adecuada para el personaje de la despiadada y borracha dueña del asilo, en tanto Jamie Foxx está derrochando el crédito que obtuvo al ganar nada menos que un Oscar por su labor en "Ray".
Sobre el aspecto musical solo cabe decir que las nuevas versiones de los clásicos creados por Charles Strause han sido completamente arruinados con un insoportable y mediocre ritmo de hip hop, sin contar que los intérpretes no califican ni para un "Cantando por un Sueño".
En 1982, el gran John Huston presentó su versión del musical "Annie". Fue un rotundo éxito de taquilla, pero la crítica no lo acompañó. Claro está que el viejo Huston se había metido en un terreno desconocido, pero al menos se rodeó de talentos del musical como Tim Curry, Bernadette Peters y Ann Reinking, sin contar al gran Albert Finney como el millonario Warbucks. Hoy, esa obra se ve engrandecida y revalorizada antes este esperpento. Los invitamos a que busquen a aquella "Annie" de Huston. La van a disfrutar, si gustan de los musicales, claro está.