Annie

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

El regreso de una “Annie” aggiornada

El filme remake de la cinta de 1982 de John Huston apela a modificaciones sustanciales que la actualizan.

Annie es uno de los musicales clásicos de Broadway, que obtuvo diez premios Tony en 1977; en 1999 tuvo una primera adaptación para televisión con dos premios Emmy y la nominación al Globo de Oro para Kathy Bates; y en 1982, Disney la llevó a la pantalla grande con dirección de John Huston y varios premios, entre ellos, el Oscar a la música, y nominaciones para la estrella Carol Burnett y la niña protagonista, Aileen Quinn, una de las tantas celebridades que no lograron despegar de su papel.

La nueva Annie llega de la mano de la productora de Will Smith y familia, encarnada por una niña morena, Quvenzhané Wallis, la actriz más joven --y la primera persona nacida en el siglo XXI-- en recibir una nominación a los Oscar, por su trabajo en La niña del sur salvaje, en 2012, cuando tenía nueve años. También el rol del magnate Stacks es encarnado por un actor negro, Jamie Foxx, un dato no menor, dado que rompe con antiguos parámetros.

Cuenta la historia de una huérfana que goza de la simpatía y astucia necesarias para abrirse camino en la selvática Nueva York. Abandonada por sus padres cuando tenía cuatro años y a las puertas de un restaurante, con una carta donde le prometían regresar por ella algún día, Annie monta guardia cada viernes a la noche, y atesora la esperanza de reencontrarse con ellos.

Mientras tanto, asiste a la escuela y cumple con las labores cotidianas del hogar que comparte con otras huérfanas y Miss Harrington, una tutora desquiciada que les ofrece el mínimo de casa y comida por el dinero que el gobierno le retribuye.

No es muy diferente el pacto que le ofrece el candidato a alcalde Will Stacks, a cambio de varias fotos con ella que le aseguren una mejor imagen pública, luego de que la salvara de ser arrollada por un vehículo en la vía pública y el video se viralizara.

Este hombre pretende utilizarla como parte de su estrategia publicitaria, pero ese tiempo en el lujoso piso de Stacks le bastará a Annie para descubrir un corazón gigante, capaz de devolverle el amor paterno que tanto necesita.

Modernizada en ese y otros conceptos, lidia con el peso de ofrecer un giro que enganche al espectador cansado de las historias de pobres criaturas salvadas por la magnificencia del oportuno rey mago o hada madrina.

A favor, el carisma y despliegue de la actriz protagónica, un elenco conocido y banda sonora pegadiza.