Año nuevo, ideas viejas
Un seleccionado de actores populares y cotizados forman parte de este largo filme publicitario pensado para vender a la ciudad de Nueva York como lugar turñistico en fin de año. El programa "I Love N.Y." manifestado en su máxima expresión y hasta con la presencia del mismísimo Michael Bloomberg, alcalde de la ciudad, en pantalla. El resto es anecdótico.
La historia de la organizadora del mayor evento de la ciudad, la de dos parejas que esperan un hijo justo en año nuevo, la del nihilista que en un ascensor encuentra el amor, la del moribundo cuyo último deseo es ver caer la bola en Times Square, y otras más que en algún momento entrecruzarán a sus protagonistas con el marco de infinidad de avisos publicitarios mostrados sin reparo alguno.
No se puede negar la pericia de Garry Marshall para llevar adelante este tipo de historias corales, cumple casi como lo haría un publicista avezado. Sabe como encuadrar, como plantar la escena y hasta como hacer lucir a más de uno; el problema es que el guión no ayuda. "Año Nuevo" es un compendio de lugares comunes, pequeños golpes bajos y situaciones que de tan trilladas ya son familiares.
Estamos ante ese subgénero conocido como comedia reconfortante, con el que la industria busca dar esperanzas y hacer que el público crea en la magia de las fiestas, algo que resulta tan efímero como la propuesta misma.