Es sábado a la noche y Pilar no quiere verse con nadie, ni salir, ni nada que se le parezca. La soledad de su departamento es exactamente lo que necesita. Hasta que suena el portero y llega su novio Marcos, con planes inmediatos y otros a futuro que quizás no sean los mismos que los de Pilar. Es un hecho: los inmediatos están lejos de ella, que quiere estar sola y tranquila. Pero eso no va a pasar, porque de nuevo suena el timbre, y ahora es Ema, su hermana, que viene a contarle sobre el mal momento que está pasando con su marido. El portero volverá a sonar una vez más y la paz del sábado se acabará del todo con enredos y situaciones que cambiarán más de un destino.