No más noches solitarias
Metáfora surrealista sobre las relaciones humanas, puede inaugurar una nueva veta en la animación.
Lo más llamativo de Anomalisa no es que sea una animación para adultos. No es que tenga escenas de sexo explícito. No es que los personajes parecen muñecos que llevan una máscara en sus rostros.
Es que los personajes, que son muñecos que parecen llevar una máscara, tienen sexo y están en un filme de animación para adultos, son reales.
Si muchos echan mano a las técnicas de animación para contar cosas que, al menos hasta hace un tiempo, era imposible realizar con actores, Charlie Kaufman y Duke Johnson filmaron con stop motion una historia que es de amor, pero también de soledad. Y que esa distancia que pone la materialización de los personajes termina auxiliando a ver la naturaleza humana.
Kaufman, que escribió Anomalisa como obra de teatro, bajo un seudónimo, y que aceptó el invite de Johnson para codirigirla desde la animación, es conocido y reconocido por el surrealismo de sus historias. Aquí lo surreal tiene un tono más leve, pero presente.
Michael Stone es un motivador profesional, un hombre que ha escrito un best seller para ayudar a vender a la gente que trabaja en call centers. Y llega a Cincinnati para dar una charla.
Tiene una esposa y un hijo. Cuando habla con ellos por teléfono desde su habitación de hotel, se advierte que no es feliz. Abrumado, agobiado o aburrido (o todo a la vez), decide llamar a Bella, la chica a la que abandonó en esa ciudad hace unos años. Con ella, y con Lisa, que viajó para escuchar su charla y se hospeda en el mismo hotel donde a la mañana siguiente hablará, Michael tratará de reencontrarse a sí mismo, hallar pasión o, al fin de cuentas es lo mismo, una motivación que lo ayude a seguir adelante.
Una genialidad -y que resulta central para entender Anomalisa- es que para Michael todas las voces suenan iguales. Y los personajes con que se cruza, también. Anomalisa trata sobre la sociedad, lo que es decir sobre nosotros mismos. Casi todo aquí es impersonal. Anónimo. Chato.
Con las voces de sólo tres actores (David Thewlis, Jennifer Jason Leigh -brillante lo que hace la actriz de Los 8 más odiados, cambiando de tonos y manifestando estados de ánimo como Lisa, la anomalía que Michael cree lo salvará- y Tom Noonan), Anomalisa es una maravilla surrealista, atrapante. Y, a la vez, angustiante. Una lúcida reflexión sobre el amor, la soledad y el autoconocimiento. De no ser por Intensa mente, ganaba el Oscar a la mejor película animada para el que está nominada.