La directora con cabeza.
La envidia nunca es sana y la originalidad tampoco se elogia sin un atisbo de envidia. Empezar esta nota por el camino contrario tal vez implique asumir el riesgo de la honestidad en tiempos donde esta palabra vale tan poco. Pero de eso se nutre Años luz, una rara avis de la mano de Manuel Abramovich, quien confeso admirador de Lucrecia Martel le propuso a la directora salteña asistir con su cámara para observarla en las etapas de rodaje de su más reciente película Zama.
Al comienzo decía envidia y honestidad para subrayar luego originalidad y ese trío constituye el valor agregado de la propuesta de Abramovich, observador de lujo que pone en un primer plano a la directora de La ciénaga pero nunca regala un plano sobre el rodaje, primero como pacto tácito que surgió de una negociación previa con la propia Lucrecia Martel para iniciar el proyecto de Años luz, y segundo como dispositivo para generar en ese micro universo del estado de creación total otra película diferente, que escapa del rol de observador para encontrarse con una cineasta de una templanza increíble y atenta a cada uno de los detalles de su película, desde el sonido ambiente, los parlamentos, dicciones y entradas o salidas de actores en cuadro pasando por intercambio de ideas con la directora de arte, la maquilladora o los propios actores y sus interpretaciones de cada personaje.
A diferencia de cualquier making off sobre una película, donde todo es una farsa, todos los actores y equipo hablan maravillas del otro con fines meramente de marketing, el opus de Abramovich desborda honestidad cuando surge la molestia y perturbación real en Lucrecia Martel al advertirle a su observador que se nota su presencia en el lugar.
La tensión y el conflicto son el alimento de toda buena anécdota o historia más allá del cine o de cómo se filma una película de época con animales en escena que rompen ese maldito axioma de no filmar nunca con niños o animales. Axioma -pasado de moda- que ahora debería incluir una cláusula: no dejar que un observador te observe.