En busca de la avispa original
“Ant-Man and the Wasp” (2018) es una película cómica de superhéroes perteneciente al Universo Cinematográfico de Marvel, siendo la vigésima producción de la franquicia. Funciona como secuela de “Ant-Man”, estrenada en 2015. Vuelve a estar a cargo de la dirección Peyton Reed así como Paul Rudd continúa siendo el protagonista y co-escritor. Chris McKenna, Gabriel Ferrari, Andrew Barrer y Erik Sommers completan el guión, que ya no cuenta con Edgar Wright (Baby Driver). En el reparto siguen en sus respectivos personajes Michael Douglas, Evangeline Lilly, Michael Peña, Abby Ryder Fortson, Bobby Cannavale y Judy Greer. Se incorporan Hannah John-Kamen, Walton Goggins, Laurence Fishburne y Michelle Pfeiffer.
Luego de los eventos ocurridos en “Capitán América: Civil War”, Scott Lang (Paul Rudd) vive bajo arresto domiciliario por haber formado parte de la batalla. Hace mucho que ya no se habla ni con Hank Pym (Michael Douglas) ni con la hija de éste, Hope van Dyne (Evangeline Lilly). Él piensa que sus días como superhéroe ya quedaron atrás y sólo quiere ser un buen ejemplo para su pequeña Cassie (Abby Ryder Fortson), por lo que empezó un negocio de seguridad para mantenerse. Sin embargo, Scott se verá embarcado en una nueva misión, ya que se da cuenta que tiene una rara conexión con Janet (Michelle Pfeiffer), madre de Hope que hace treinta años quedó atrapada en el reino cuántico, un entorno subatómico del que es muy difícil salir. Scott volverá a reunirse con Hank y formará grupo con la avispa (Pym le diseñó el traje a su hija agregándole alas) para hallar a Janet; a la vez que deberán tener cuidado con Fantasma (Hannah John-Kamen), una mujer que debido a un experimento fallido puede atravesar objetos ya que es intangible.
La primera cinta de Ant-Man nos presentó a Scott Lang, un ladrón que actuaba de esa manera para devolverles el dinero a los que fueron estafados por empresarios. Lo que consiguió captar la atención en el film de origen fue la empatía que se generó con el personaje, ya que éste era una persona normal que tomó un mal camino pero se notaba que quería ser el buen ejemplo que su hija ya tenía de él. Esa película tuvo gran cantidad de chistes bien utilizados, así como una historia sencilla y amena.
Ahora llegó su secuela, la cual no aporta nada innovador con respecto a su antecesora. Las escenas de acción siguen siendo geniales teniendo en cuenta los efectos que se utilizan para agrandar y achicar las cosas, en especial la secuencia que se da en una cocina con Hope o el viaje en un auto miniatura. También es muy atractivo desde lo visual cómo construyeron el reino cuántico, que está lleno de colores y brillos. No obstante, desde el guión se duplicaron los diálogos graciosos sucesivos y esto resulta una desventaja porque, si bien hay muchos momentos divertidos, es demasiado notorio el exceso; lo dramático de la historia no consigue transmitirse al no tener tanto peso como se le dio a la comedia.
Se sabía de antemano, ya sea por los tráilers o pósters, que en esta película la aparición de Janet era un hecho. Por lo que el factor sorpresa se perdió y encima a Michelle Pfeiffer se le dio muy poco tiempo en pantalla. En cuanto a los villanos, tenemos a Sonny Burch (Walton Goggins), un traficante de tecnología, y a Ava Starr/Fantasma. El primero es ultra olvidable, sin embargo la segunda sale bien parada ya que tiene un trasfondo y razones válidas para actuar de la manera en la que lo hace.
“Ant Man and the Wasp” sirve para pasar un buen rato y nada más. Eso sí: es cita obligada para cualquier fanático de Marvel por poseer una gran primera escena post créditos. Con respecto a la última, ni hace falta quedarse por ser de lo más innecesario del filme.