Por una vez Marvel se toma un descanso de sus mezclas de superhéroes, e incluso cambia el tono apocalíptico de costumbre, para entregar una imaginativa comedia lunática para toda la familia, casi al estilo de aquellas fantasías inocentes producidas por Disney en los años 60.
El tono le sienta bien a esta secuela bastante mejor que la original "Ant Man". Curiosamente, el guión soslaya toda referencia a otras películas recientes de Marvel, y sólo menciona la segunda parte de "The Avengers", ya que una aparición del personaje de Paul Rudd en ese film deriva en su arresto domiciliario. Pero claro, alguien que tiene la capacidad de achicarse al tamaño de una hormiga puede escabullirse fácilmente, sobre todo si es reclutado a la fuerza por el científico Michael Douglas y su hija Evangeline Lilly, ahora convertida en la Avispa. Estos dos prófugos de la justicia tienen un laboratorio que se encoge y agranda a gusto, y están a punto de salvar a la esposa y madre, Michelle Pfeiffer, perdida en una realidad paralela. En el medio se interpone la torturada Hannah John-Kamen, como Ghost, interesante villana que busca una cura para una dolorosa mutación.
En furioso 3 D y con una formidable fotografía de Dante Spinotti, lo mejor es la inmersión de Michael Douglas en el limbo cuántico, gran homenaje a "Viaje fantástico" de Richard Fleischer (superclásico del encogimiento), y las persecuciones de autos que se reducen y agrandan no tienen desperdicio.