Perdidos en el espacio
La segunda parte del Hombre Hormiga, protagonizada por Paul Rudd, Evangeline Lilly y Michal Douglas, retoma luego de "Capitán América: Civil War".
Llega la segunda aventura del Hombre Hormiga, una vez más, protagonizada por Paul Rudd, Evangeline Lilly y Michael Douglas. En esta ocasión el tema se pone más “familiar” que nunca. La acción comienza luego de los hechos de “Capitán América: Civil War”, pues vemos a Scott Lang (Rudd) con prisión domiciliaria por haber ido a pelear junto al Capitán América, aunque está a punto de finalizar su condena de dos años. El ex delincuente quiere empezar una agencia de seguridad con el ex grupo criminal del que formaba parte junto a Luis (Michael Peña), pero todo cambiará cuando Hope von Dyne (Lilly) y el Dr. Hank Pym (Douglas), de quienes estaba distanciado, lo llamen en busca de su ayuda.
Es que Lang es el único que estuvo en el reino cuántico y regresó, por lo cual la dupla cree que puede facilitarles una incursión allí. Recordemos que el poder del superhéroe de cambiar de tamaño podía llegar hasta un nivel subatómico y de allí pasar al reino cuántico, en donde el espacio y el tiempo son irrelevantes.
Hope y Hank necesitan un aparato para hacer funcionar una máquina que les permita entrar controladamente a ese reino, pero cuando intenten conseguirlo se toparán con un villano que tiene la capacidad de desvanecerse a nivel molecular.
Por ello, Ant-Man volverá a ponerse el traje para ayudar a The Wasp (La Avispa) a vencer a este nuevo oponente. Ya en su primera aparición, Ant- Man había demostrado ser un “bicho raro” en el universo de Marvel, y en esta segunda entrega sorprende con un buen guión, alejado de la épica clásica de los superhéroes, y enfocándose en otros temas más terrenales, como la familia.
Más allá de que haya muchas escenas de pelea, persecuciones y uso de sus poderes, que el sustento del argumento sea de esta temática, y con tanto contexto sobre física, acerca al público por un lado y por otro la convierten en una aventura de ciencia ficción, degenerando por completo el rubro “marveliano”. Más difícil que hacer una película original sobre superhéroes, es hacer una secuela de esa misma historia y esos mismos personajes, y el director Peyton Reed, responsable de la primera película de la saga, lo consigue con un filme entretenido durante sus dos horas.
Sin embargo, del otro lado se podría decir que es acotado en riesgo, porque parece ser un filme cómodo, que no termina de sorprender. Para finalizar, una de las especulaciones que se hacen desde su estreno en Estados Unidos, es que el “reino cuántico” que se presenta aquí podría ser uno de los principales ganchos para la continuidad de “Avengers” y el resto del Universo Cinematográfico de Marvel. Dada la cantidad de posibilidades que ofrece esa “variabilidad” de un mundo en el que todo funciona diferente, suena atractivo, aunque un tanto injustificado.