Digno entretenimiento a pesar de su extenso desenlace
Ant Man supuso el pase de Paul Rudd de la comedia al cine de acción y aventuras, algo que resultó bastante natural considerando la postura de Marvel respecto a usar lo segundo con pizcas (a menudo abundancias) de lo primero. Por la cuestión tan vieja como el tiempo de volver a intentar algo que salió bien la primera vez, sumado a la tendencia de Marvel de planear secuelas a futuro, la segunda parte no se hizo esperar. Llega finalmente a las salas Ant-Man and the Wasp.
Hormiga Obrera
Después de los eventos en Captain America: Civil War, Scott Lang tiene que cumplir con una prisión domiciliaria, mientras que Hank Pym (Michael Douglas) y su hija Hope (Evangeline Lilly) son fugitivos de la justicia. Debido a que en el film anterior Scott pudo ir y regresar del mundo subatómico, volverán a unir fuerzas para diseñar un portal que les permita rescatar a su madre, quien lleva atrapada en ese universo más de 30 años.
Este objetivo se probará complicado de alcanzar gracias a un inescrupuloso hombre de negocios que tiene una pieza crucial para su portal, un agente del FBI que está constantemente pisándole los talones, y un nuevo villano que quiere cobrarse venganza contra Hank.
En materia guión, la película posee un segundo acto con un conflicto sostenido, demostrándose entretenido por las sendas piezas de acción que lo pueblan, aun a pesar que a mitad de camino peca mínimamente de ser explicativo y ralentiza el ritmo. El tercer acto alarga mucho su bienvenida, especialmente por tener miles de sucesos ocurriendo a la vez: pasado cierto tiempo, la concentración se pierde y deviene en un desorden que te deja pidiendo por el final de la secuencia.
Otro detalle a destacar es que si bien en la primera película la cuestión emocional de los personajes estaba presente en lo indispensable, en esta secuela está presente en todo momento. El humor, que a esta altura es un sello distintivo de Marvel, está bastante moderado en comparación a otras ocasiones. Un humor que sabe dónde meter la cuchara y que sabe cuándo dar un paso al costado para que las escenas de acción y aquellas que calan más hondo en las emociones puedan lucirse.
En materia actoral, el carisma de Paul Rudd vuelve a decir presente. Lo acompaña dignamente Evangeline Lilly, mientras que Douglas, con la trayectoria que lo caracteriza, es el más sólido del plantel de secundarios. Camina con completa seguridad entre la comedia y el drama, entre la más grande angustia y el remate cómico justo.
En materia técnica tenemos una apropiada fotografía desplazada en manos de un montaje dinámico, pero es necesario tomar nota del enorme avance en efectos visuales que tiene este film. Se ha hablado mucho de la resucitación y el rejuvenecimiento digital, pero lo conseguido en Ant-Man and the Wasp ya raya, a riesgo de ser exagerado, en un viaje a través del tiempo a los años mozos de los intérpretes más veteranos.
Conclusión
A pesar de algún que otro bache explicativo a mitad de camino y un tercer acto demasiado extenso para su bien, Ant-Man and the Waspllega a buen puerto como un cumplidor entretenimiento, apoyado por dignas labores interpretativas.
Sí, hay escenas post créditos. Dos: una vale la pena (y da una explicación muy necesaria), mientras que la otra no tanto.