Un villano carismático en una historia sin riesgo
La película, en clave feel good movie, se encarga de abrir la puerta de la Fase 5 y, con ello, la expectativa a cuesta de todos los fans. ¿Cómo se hace para asumir esta responsabilidad? ¿Representa un gran riesgo? Todo un desafío para el superhéroe de Paul Rudd.
El Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) comienza un nuevo ciclo de películas y series para profundizar el multiverso y los saltos temporales que tanto Spiderman: sin camino a casa (Spiderman: no way home, 2021) como Doctor Strange en el multiverso de la locura (Doctor Strange in the Multiverse of Madness, 2022) iniciaron.
Scott Lang (Paul Rudd) disfruta de la calma, pero se pregunta: "¿Qué más se viene para él como héroe?". En una reunión familiar junto a su hija Cassie (Kathryn Newton), Hope (Evangeline Lilly), Hank (Michael Douglas) y Janet (Michelle Pfeiffer), sin quererlo, abren un portal al mundo cuántico que los absorbe sin mediar resistencia. A partir de allí, la película transcurre en un lugar desconocido para los protagonistas (y para los espectadores), repleto de criaturas extrañas, seres poderosos y plena incertidumbre.
Luego del primer acto, el cual nos plantea el conflicto para nuestros héroes, Ant-Man and The Wasp: Quantumania (2023) navega entre el buen despliegue visual y las débiles decisiones de guión. Representar el mundo cuántico sostenía todo un reto fotográfico y, en esto, su resolución es efectiva.
Sin embargo, cada obstáculo que vive Scott y compañía se resuelve de forma sencilla y perezosa, sin tanto sustento ni explicación, como si todo fuese una caricatura abstracta. Las situaciones no son palpables y los dilemas carecen de carga emocional. El último acto no posee la contundencia ni la tensión dramática que muchas entregas de Marvel nos acostumbraron.
Lo más destacado de la cinta es la presentación en sociedad del villano de esta nueva Fase. Kang el Conquistador, a quién ya pudimos ver en la serie Loki (de cita obligada y vínculo directo), es arrollador y temible. Jonathan Majors (5 sangres), con su carisma y fuerza, brinda la mejor interpretación de un villano dentro del UCM. Esto recién empieza para él y, aunque no tengamos claras sus intenciones, es una de las pocas cartas por las que Ant-Man and The Wasp: Quantumania merece ser elogiada.
Contar con la comicidad de Paul Rudd y tener a actores experimentados (Douglas, Pfeiffer) acompañados por el joven talento de Newton es un logro que permite ligereza a la historia. La presencia de Bill Murray (Perdidos en Tokio) como Lord Krylar, unas hormigas gigantes y la aparición de M.O.D.O.K., interpretado por Corey Stoll (Medianoche en París), son perlitas para destacar y capaces de añadir aire fresco al largometraje.
Con un guión escrito por Jeff Loveness (con experiencia en algunos capítulos alocados de Rick and Morty) y bajo la dirección de Peyton Reed (al igual que en las dos anteriores entregas de Ant-Man), Ant-Man and The Wasp: Quantumania brinda un formato convencional (humor, familia y aventura) sin asumir riesgos. Es simplista, prefiere la épica y deja de lado el compromiso de ir por más, tal como las mencionadas películas de Doctor Strange y de Spiderman consiguieron.