Uno de los superhéroes más carismáticos vuelve a la pantalla grande en una nueva película dirigida por Peyton Reed con guion de Jack Kirby y Jeff Loveness. Scott Lang/Ant Man (Paul Rudd) vive feliz en San Francisco, publicó un libro contando sus aventuras, continúa su vínculo con Hope Van Dyne/Wasp (Evangeline Lily) y es reconocido por sus vecinos con mucho cariño. Pero lo bueno no dura para siempre. Su hija, Cassie (Kathryn Newton), ya adolescente, pretende que su padre se involucre más en los problemas de la gente. La joven se dedica a investigar y envía una señal al reino cuántico (Quantum Realm) mediante un rayo comunicador, lugar donde estuvo atrapada durante décadas y en secreto Janet (Michelle Pfeiffer). Acorralada, esta última no tiene otra opción más que contar su verdad a la familia, que incluye a Hank Pym (Michael Douglas). La señal emitida falla sorprendiendo a todos al ser absorbidos por el Reino Cuántico, lugar donde todos conocen a Janet, y que alberga criaturas muy similares a las que estamos acostumbrados a ver en cada film de Star Wars. Kang The Conqueror (Jonathan Majors), es el nuevo villano amenazante que gobierna el Reino con el que tendrá que luchar Ant Man. La familia se divide, dejando a Scott y Cassie enfrentados a Jentorra (Katy M. O'Brian) aunque no se entiende muy bien por qué. En una breve e insípida aparición, (casi un cameo) vemos a Krylar (Bill Murray), intentando darle celos a Hank por su supuesta amistad con Janet. La realidad es que no hay nada demasiado complejo más que la eterna lucha del villano contra el héroe, con muchas peleas en las que se emplean buenos y coloridos efectos visuales que incluyen a Veb (voz de David Dastmalchian), una tierna especie de flor con ojos dentro de un vidrio. El otro cuasi villano es Modok (Corey Stoll) una cabeza parlante que no ofrece demasiado interés.
Conclusión: Si bien Ant Man de la mano de Rudd es el superhéroe que aporta la mayor cuota de humor y hay un buen elenco, el guion no ofrece atractivo, se siente repetitivo, por lo que es un entretenimiento sólo para fanáticos.