Como si fuera la primera vez, pero mal
En la primer década de este milenio Adam Sandler y Drew Barrymore nos deleitaron con una comédia romántica -Como si Fuera la Primera Vez (50 First Dates, 2004)- en la cual el personaje de Barrymore sufría una rara condición a raíz de la cual olvidaba todo aquello que había hecho el día anterior, su memoria había quedado frenada en una fecha determinada y no retenía nada más allá de ese punto. Y es ahí donde entraba en juego ese personaje arquetípico que expone Sandler en cada una de sus comedias, a ganarse el corazón de la muchacha olvidadiza con sus particular personalidad, y hacer frente al desafío de recorarle todos los días su amor por ella.
Podríamos decir que Antes de despertar (Before I Go To Sleep, 2014) plantea la contracara, un potencial lado oscuro de esa comedia azucarada de Sandler. Aquí todo comienza con una Nicole Kidman (no es necesario hacer un racconto de sus films, no?) que despierta todos los días junto a un hombre que no conoce, en una casa que no recuerda e incluso sin saber quién és ella. Unos instantes después del desoncierto inicial se enterará que su nombre es Christine y quien duerme a su lado es Ben -Colin Firth (El Discurso del Rey [2011], Magia a la luz de la luna [2014])- su fiel esposo, quien le explica que a causa de un accidente ha sufrido un daño en la memoria que no le permite recordar, y todo la información que logre obtener recuperar sobre su vida se perderá al irse a dormir y despertar al día siguiente.
El film esta basado en el Best-Seller hómonimo del inglés S. J. Watson del año 2011. Ridley Scott compró los derechos de la novela y contrató a Rowan Joffe para que se ponga detrás de cámara. Joffe cuenta con una discreta carrera como director, sin películas destacables, pero ha sido guionista de producciones como El ocaso de un asesino (The American, 2010). En esta ocasión también colabora en el guión junto al autor de la novela original.
La historia se desarrolla como una suerte de thriller hitchcockiano, donde el espectador accede a la información a través de la particular memoria de Christine, lo que envuelve el relato en un velo de misterio e intriga que planteará más dudas que certezas. Las interpretaciones de Kidman y Firth elevan por sobre nivel la producción y llenan de humanidad a personajes simples y terrenales expuestos a una situación dificil de sobrellevar, donde las sospechas afloran por todos lados y una delgada línea divide lo real de aquello que podría ser una muy perversa y elaborada ilusión.
En el tercer acto se percibe un esfuerzo bastante extremo por mantener al espectador en la nebulosa sobre qué és real y que podría ser una distorsión de la memoria de Christine, pero el abuso de este recurso debilita un poco la resolución final, que si llegase cinco minutos antes nos dejaría un poquito más satisfechos y menos agotados.