La película, cuyo titulo original es “Before I go to sleep”, o sea, “Antes de irme a dormir”, esta basada en la novela de S.J Watson "No confíes en nadie", adaptación y dirección de Rowan Joffe. Narra la historia de una mujer que cada vez que despierta ha olvidado no sólo lo ocurrido en los últimos años, lo que se conoce como amnesia de fijación, pero además como nada recuerda de algún hecho que produzca tal conducta nos enfrentamos a una amnesia post traumática.
Christine (Nicole Kidman) se levanta cada día en un sitio desconocido y junto a un extraño. Cuando se mira en el espejo ve a una mujer madura, con unos rasgos marcados impropios de una veinteañera. Pero todo vuelve a ser familiar cuando Ben (Colin Firth), su marido, le explica que tiene 47 años y que hace veinte tuvo un accidente debido al cual no puede registrar nuevos recuerdos.
Cuando su marido se va aparece en escena el Dr.Nash (Mark Strong), un neurólogo que dice tratarla sin que su marido lo sepa, ¿¡Qué!? Quien la dirige a un diario secreto escondido en su armario.
Las páginas hacen que sepa cosas que no debería haber olvidado, pero no responden a muchas cuestiones, ¿Cómo sería su vida antes del accidente? ¿Por qué nunca tuvo un hijo con Ben? ¿Qué le pasó a su mejor amiga que tanto nombra en el diario? ¿Cual fue exactamente el accidente que le provocó la pérdida constante de memoria?
Hay imágenes, pequeños destellos, que deberían configurar parte de un rompecabezas, pero que a la postre sólo se justifica porque alguien dice de su significado, como si fuese una novela que estamos leyendo y no una película que estamos viendo.
Cada día Christine debe reconstruir su pasado y a medida que se acerca a la verdad, más inverosímil parece todo.
La producción se presenta como un thriller a estas alturas, de estructura clásica, lastima que desde el texto deba recurrir a mentirle al espectador y no al engaño para que éste quede atrapado en una telaraña.
Si uno queda atrapado es más por función de la incoherencia interna del texto que por el desarrollo del conflicto, ni siquiera ayudan las muy buenas actuaciones de los tres protagonistas principales, siendo quien enarbola la bandera en este rubro el ingles Colin Firth.
Hay muchas películas que trabajan este tipo de patologías, desde la excelente “El día de la marmota” (1993), en el que el personaje vive siempre el mismo día, hasta que se hace cargo de su vida, pasando por la exageradamente sobrevalorada película de montajista más que de guionista y director “Memento” (2000), digo si la pones lineal ni para un domingo de lluvia en casa da, o de la muy buena comedia “Cincuenta primeras citas” (2004), en que la metáfora da cuenta de enamorar todos los días a tu pareja como si fuera la primera vez.
Lo común a todas es que presentan una razón, un tener que decir, que mostrar, para el desarrollo del conflicto, y para eso la instalación de un relato verosímil es indispensable. En esta producción dirigida por el hijo de Roland Joffe, lo que abunda es lo inverosímil, sobre todo desde lo discursivo dialógico. Casi por momento mueve a risa y la resolución casi a carcajadas. Lastima que el género al que intenta adscribirse sin lograrlo sea el suspenso psicológico, una locura más que un delirio.