Cabeza borradora
Como suele pasar con muchos actores de Hollywood, toda película con Nicole Kidman como protagonista se convierte en una película de Nicole Kidman, como si se tratara de una marca actoral registrada. Para algunos, su sola participación es suficiente para ir al cine, corriendo el riesgo de toparse con un bodrio mayúsculo pero sabiendo que en la pantalla aparecerá su belleza inmaculada.
Antes de despertar tiene a la esbelta pelirroja (aquí rubia) con piel de porcelana como actriz principal. El argumento es más que interesante (aunque un poco trillado): Christine Lucas (Nicole Kidman) es una mujer casada, tiene 40 años y sufre de una amnesia muy particular. Durante el día almacena información pero a la noche, mientras duerme, se olvida de todo y se levanta como nueva, con la memoria que tenía a los 20 años (¿qué es ser libre sino vivir en un estado de olvido permanente?). Sin embargo, Rowan Joffe, su director, no logra hacer rendir semejante idea, y las fallas se empiezan a notar cuando la historia comienza a dar giros torpes con algunas vueltas de tuerca manipuladoras.
La situación de Christine se complica cuando empezamos a percibir que su marido Ben, interpretado por Colin Firth, no es para nada confiable. La pobre mujer se levanta todos los días a su lado y le pregunta quién es, lo que obliga a Ben a repetir el mismo discurso cada mañana. Y es aquí donde Joffe introduce un elemento que permite el avance de la historia. Es con la ayuda de un pequeño objeto tecnológico con el que Christine va a averiguar qué le pasó, por qué adquirió esa rara enfermedad de borrar todo mientras duerme.
El otro elemento que permite la evolución de la cinta es la llamada telefónica de un tal Dr. Nasch (Mark Strong), encargado de informarle a Christine, todas las mañanas, que perdió la memoria y que tiene que ir al placard de su habitación a buscar la camarita donde tiene guardado lo aprendido el día anterior, una especia de ayuda memoria.
A pesar de ser una película con todas las buenas intenciones, el resultado es fallido: la pobreza de recursos cinematográficos y la repetición de algunas piruetas formales (como el plano detalle del ojo seguido de un travelling hacia atrás), son algunos de sus problemas. Joffe pilotea una especie de thriller melodramático, basado en la novela de S. J. Watson, con un aceptable manejo del suspenso pero con una puesta en escena fría y sin personalidad. El homenaje a Ojos bien cerrados con el desnudo de espalda completo de Kidman es lo más celebrado por la platea cinéfila. La presencia de algunos títulos conocidos como Hechizo del tiempo y Memento, y algunas de este año como Perdida y Al filo del mañana, ayudan a enmarcarla pero no a salvarla.