Perdida
Como si la comedia romántica Como si fuera la primera vez siguiera, pero convirtiéndose progresivamente en un thriller algo morbosón, Antes de despertar cuenta la historia de una mujer con memoria de corto plazo y un esposo que mantiene viva su historia, con fotos y datos que cada mañana le revela para que pueda seguir adelante. Claro está, algo no funciona del todo bien y la desmemoriada Christine empieza a sentir que hay gato encerrado, especialmente cuando un psiquiatra que realiza una terapia con ella la invita a repasar su pasado uniendo elementos inconexos que su memoria le aporta en forma de flashes. El film de Rowan Joffe es un thriller bastante básico, que mezcla las fichas para confundir e intentar sacar algo de ese mareo, y que cuenta con un trío protagónico (Nicole Kidman, Colin Firth y Mark Strong) demasiado lujoso para lo poco que ofrece. O tal vez ese sea el truco.
Al igual que ocurre en la mayoría de las películas que se construyen a partir de un misterio a resolver, Antes de despertar funciona mientras la sorpresa está oculta. Pero tampoco es que Joffe logre sacar demasiado vuelo a una película que, se nota a cada segundo, está basada en una novela: la letra impresa se traduce en parrafadas, la cámara y la imagen son apenas una excusa, y de no ser por los protagonistas, la película sería totalmente olvidable.
Si el misterio está planteado con bastante pereza formal y no pocas arbitrariedades (digamos que además de desmemoriada, la protagonista es una crédula de campeonato), cuando la historia debe moverse un poco, el director apela a algunos recursos un poco chantas: música demasiado marcada, montaje veloz para el golpe de efecto, giros de guión y flashbacks que trampean con el famoso recurso del punto de vista. En estas películas eso resulta fundamental: el truco, la revelación final, es efectiva cuando descubrimos que nos dejamos engañar, no cuando nos engañan porque básicamente el director es alguien que está por delante nuestro y tiene información que el espectador desconoce. El punto de vista en este film luce a la deriva, perdido, como la protagonista.
Y como si todo esto fuera poco, Antes de despertar vuelve a aquella idea de la infidelidad como algo que debe ser castigado, noción que creíamos extinta desde los tiempos de Atracción fatal. Si por momentos Antes de despertar trabaja subterráneamente algo del orden de la locura, lo deja de lado para reafirmar su mensaje más ramplón: el final dignifica con una vuelta a la familia y a los vínculos sanguíneos, como algo inapelable.