La balada de Jesse y Celine
En lo que parece ser una tradición cada nueve años, el combo Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy vuelve sobre la particular historia de amor entre un norteamericano y una francesa que se conocen en un viaje en tren. La primera película, ANTES DEL AMANECER, contaba el encuentro. La segunda, ANTES DEL ATARDECER, el reencuentro en París. Aquel filme tenía un final abierto, ya que no se sabía si ellos iban a seguir juntos o a volverse a separar. Nueve años más tarde tenemos la respuesta en ANTES DE LA MEDIANOCHE. Y, si no quieren saber nada, deberían dejar de leer este texto aquí mismo.
La saga retoma con una escena en un aeropuerto en Grecia. Vemos a Jesse (Hawke) despidiendo a su hijo de 13 años, quien se sube al avión para volver a los Estados Unidos. Es claro que no viven juntos y, cuando Jesse deja el aeropuerto algo compungido por la despedida, la presencia de Celine (Delpy) esperándolo en el auto deja en claro que están juntos. Y, aún más, al abrir la puerta de ese auto nos topamos con un detalle no menor: tienen dos hijas gemelas.
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La película, entonces, reencuentra a la pareja en unas vacaciones en Grecia, más precisamente en el Peloponeso, donde han ido a pasar un verano en una suerte de residencia para escritores, lugar paradisíaco que comparten con otros autores y sus parejas. Allí nos enteramos que se han casado y que viven en París, y que si bien parecen quererse y llevarse muy bien, Jessie siente que no está muy presente en la vida de su hijo y le plantea a Celine la posibilidad de mudarse a Chicago a vivir cerca de él. Ella -que acaba de conseguir un trabajo que buscaba- no quiere saber nada con la idea y esa diferencia de criterios abrirá un hueco en su relación.
La película tiene muchos puntos de contacto con UN VIAJE A ITALIA, de Roberto Rossellini (influencia reconocida en la trama), ya que la pareja recibe como regalo de parte de sus amigos de la residencia una noche paga en un hotel para pasarla tranquilos, sin las niñas, y ese largo paseo que emprenderán ambos -y la noche de hotel posterior- será el corazón narrativo del filme. La película tratará entonces sobre los problemas muy reales que tiene una pareja de 40 años, con niños y con una serie de conflictos que les (nos) son comunes a muchas personas de esa edad: culpas, miedos, reclamos, fastidios y otras yerbas salen a la luz a lo largo de una serie de conversaciones en las que los personajes pondrán su relación de tantos años en juego.
before-midnight1Es sorprendente cómo a través de los años, Linklater y sus protagonistas han logrado armar una saga que es, a la vez, muy representativa de lo que le sucede a muchos cogeneracionales, pero a la vez casi nunca se siente obvia, ni manipuladora, ni repleta de lugares comunes. ANTES DE LA MEDIANOCHE es triste y emotiva, pero Linklater -como es su costumbre- nunca apreta el acelerador en ese sentido, permitiendo que el espectador se identifique con los personajes y se deje llevar por sus puntos de vista muchas veces competitivos entre sí. La empatía que se logra con ellos es tal que el gran deseo de todo espectador a lo largo del filme será que no se separen. Y aún en ese territorio, Linklater es lo suficientemente generoso para dejar que las opciones sean más abiertas de lo que pueden parecer en un principio.
La mirada aparentemente más racional de Jessie y la más emocional de Celine, el análisis más frío e irónico del norteamericano frente a la reacción más virulenta de la francesa son los ejes por donde pasa el conflicto, y cada espectador se sentirá más cómodo con uno u otro. Pero la película no es una permanente discusión ni mucho menos. Hay momentos de mucho humor, muchos recuerdos compartidos (que llenan el hueco de esos nueve años), algunas anécdotas y reflexiones (varias filosóficas/existenciales al mejor estilo del Linklater de SLACKER y WAKING LIFE) que completan esta historia de la pareja.
before-midnight2La película es humana, creíble y empática pero no por eso simplona. Hay un gran trabajo visual y de guión, hay un virtuosismo discreto en la combinación de esos elementos a través de la puesta en escena y de las actuaciones, y sin duda los conflictos de los personajes son reconocibles, pero complejos. De cualquier manera, algunos pensarán que es una mirada a un universo de problemas burgueses en un verano paradisíaco en una isla griega y nada puede ser tan grave en esas circunstancias. Acaso sea verdad eso, pero no le quita hondura a la trama ni se deja de sentir que es mucho lo que allí está en juego.
Que uno se sienta implicado en la suerte de estos dos personajes después de tantos años y habiéndolos conocido tan solo a través de, ahora, tres días a lo largo de sus vidas es una clara demostración de los enormes logros de esta extraordinaria saga y de esta bellísima y triste película. Es que al verlos a ellos, de alguna manera, uno no hace otra cosa que verse reflejado. Y su suerte es la suerte que uno quiere o teme para sí.