¿Quién hubiese pensado que una trilogía completada a lo largo de casi dos décadas fuese un hito en el cine romántico? Nadie, ni siquiera su director Richard Linklater o la pareja protaonista de Ethan Hawke y Julie Delpy pudieron sospechar que su historia de amor a cuentagotas a través de los años marcaría un antes y un después en la manera de observar cómo dos personas desconocidas armaban una vida en torno a un encuentro casual, allá lejos y hace tiempo.
Lo realmente maravilloso de la trilogía de Linklater y compañía es que si uno siguió la línea temporal de Jesse y Celine mientras crecieron, se sentirán identificados con las distintas etapas que vivieron juntos. Por otro lado, alguien como quien les escribe vio la saga en menos de 24 horas, suficiente como para embeberse en los hermosos encuentros amorosos de inmediato. Al margen de sentir que cada entrega marca un punto de excelencia por la madurez emocional que representan los protagonistas, cada film es diferente en su propia ley, nunca queriendo superar a sus predecesoras sino evolucionar, crecer a un ritmo sustancial y significante.
Before Midnight es un punto álgido en la trilogía, ya que su mezcla de romance y comedia están balanceados con una maestría absoluta, mientras que el drama, la tragedia griega, se hace presente y amenaza con hacer mella para siempre en Jesse y Celine. Me arriesgo a decir que las parejas con hijos son las que sentirán más cerca al film, porque su retrato honesto y descarnado del amor luego de la treintena tranquilamente podría ser la historia cotidiana de muchos. ¿A que nadie apostó que una película donde la gente se la pasa hablando durante casi dos horas fuese tan fascinante? Linklater, Hawke y Delpy se encargan de que el tiempo se pase volando con sus charlas, puntos de vista y discusiones. Rutinas, cotidianidad, hijos, envejecimiento, responsabilidades, convivencia, todos los diálogos están perfectamente construidos y alineados en los siempre brillantes Ethan y Julie, a quienes el tiempo no les destruye la química insoslayable que supo coronarlos en lo más alto del romanticismo.
Uno está acostumbrado a que los protagonistas principales sean la pareja y el escenario natural en donde transcurre su historia. La geografía no podría ser más exquisita y mejor elegida esta vez, con una Grecia donde la mitología y sus armoniosos paisajes contrastan con la trama. Sin embargo, me refiero a que el dúo no está solo esta vez, sino que los acompañan un grupo familiar, la casa de un escritor anciano que tiene a su familia de visita y todos en grupo allanan el camino mediante almuerzos e intercambios de ideas para que Jesse y Celine finalmente hagan un paseo por las calles griegas para terminar en la habitación de un lujoso hotel, donde pasarán la noche con la sola compañía del uno con el otro. El tercer acto, el más visceral y agridulce de todos, se desenvuelve con la mirada casi documental de Linklater, que retrata con acidez y credulidad pasmosas la vida privada de dos personas en las cuales las grietas de la vida han comenzado a mostrarse.
Before Midnight es un retrato realista y sincero sobre una relación romántica, entre dos personas que se aman y que a pesar de todo se han reencontrado en la vida y eligieron unir sus caminos. Pero no hay que dejarse llevar por la ilusión de un final Disney, edulcorado. No todas las historias de amor terminan igual y eso no quiere decir que el ¿cierre? de la trilogía termine mal, pero la sublime exploración del romance que tiene lugar aquí dista de ser un esquema común y repetido. De lo mejor del año, sin lugar a dudas. Muchas gracias Richard, Ethan y Delpy por esta nueva gema preciosa.