Santiago Giralt, en su segunda película como único realizador (en UPA! Una película Argentina y, Las Hermanas L fue parte de sendos grupos de directores), acierta y atrae con su mirada acerca de una actriz de importante popularidad y su entorno en vísperas de un intimidante estreno teatral. Levemente vinculada con la reciente Vaquero de Juan Minujín, e inspirada en un film del gran John Cassavettes, Giralt se introduce en la más profunda intimidad de su sexy, irritable, carismática, voluble y adictiva –tabaco, alcohol, inestabilidad emocional- vida; propia de una diva que se precie. En un privado marco suburbano ella ensaya y espera su gran momento, en medio de una conflictiva relación con su marido guionista y cineasta (Nahuel Mutti), y rodeada de dispares visitantes. Mientras tanto su niña (la prometedora Miranda de la Serna) parece ser la que más la sostiene y protege. Luego de un paso fallido en la costumbrista Toda la gente sola, Giralt vuelve a la temática que mejor lo representa, la trastienda del arte audiovisual (como la brillante UPA), redondeando una pieza que pudo haber dado para más pero que propone un singular momento fílmico y expresivo. Entre la cautivante labor de Erica Rivas, los travellings y planos secuencia, aparecen sustanciosos personajes a cargo de María Marull, Emmanuel Miño, Mónica Villa y Rodrigo de la Serna.