Especie de remake de Opening Night, la obra maestra de John Cassavetes, aquí se habla de una pareja en crisis, de actores, de una obra a punto de estrenarse, de una niña. El resultado, narrado con absoluta sinceridad y concentración por Santiago Giralt, es notable gracias al trabajo de Nahuel Mutti y Erica Rivas, dos personas que parecen reales en la pantalla. El realizador se concentra en sus personajes y se despreocupa en que se “note” su mano. Y con esa estrategia precisa, acierta. Un pequeño gran film.