¿Es posible que un actor se repita en su personaje? ¿Ver un film con ciertos aspectos similares a otro y protagonizado por el mismo actor? La pregunta se responde afirmativamente por sí sola, y en el nuevo film de Phillippe Claudel pareciera que partimos del mismo punto que otro film interpretado por Daniel Autiel, Caché-Escondido de Haneke; eso sí, para derivar por otras rmas más reflexivas.
Paul (Auteuil) vive el sueño francés, lleva una carrera exitosa como cirujano, no necesita realizar cambios en su vida (aparentemente en un primera impresión), vive acomodadamente, tiene una esposa (Kristin Scott Thomas, a esta altura más francesa que inglesa) con la que lleva una relación sino apasionada, tranquila, apacible; no hay nada que pueda turbar su felicidad; pareciera ser un ejemplo de esposo folletos con publicidades de vidas ejemplares.
Pero esa perfección muestra una grieta ante un hecho simple, que no debería merecer mayor importancia; a Paul le empiezan a llegar ramos de rosas en distintos lugares que frecuenta, sin quedar claro de donde provienen; pero en fin, son rosas no cuchillos, pero…
Seguidamente aparece en escena Lou (Leïla Bekhti) una joven que demuestra su aprecio al doctor por haberla operado hace muchos años de amígdalas.
Estos dos hechos, que se van revistiendo de misterio, trastocan la vida de Paul, y le/nos va a demostrar que no todo es tan perfecto debajo de la superficie.
Antes que director de cine, Claudel es escritor, y eso se nota a la hora de construir la narración. Al igual que en aquella joyita Hace Mucho Que Te Quiero, Claudel parte de personajes, no de hechos. Las circunstancias serán los que rodean al personaje que deberá transcurrir un camino, doloroso, hasta llegar a su interior.
Si en aquella, el rígido personaje de Kristin S. Thomas mostraba el secreto detrás de la muerte de su hijo; en esta, Paul deberá también recurrir a su pasado para cerrar el análisis.
Clkaro que en una película de personajes son fundamentales los personajes, y Auteuil se carga el film al hombro. Su director tomó la decisión de plagar el film de gestos y silencios, momentos sofocantes y un ritmo algo críptico y gélido; pero la luz de Auteuil alcanza para iluminar las escenas. Ductil en comedia y en drama, nada parece complicado para l tremendo actor de El Placard.
Ante tanto peso protagónico el resto de los personajes lucen algo deslucidos por el propio guión, aunque Scott Thomas (que esta vez acompaña) se las rebusque para tener escenas propias de brillo.
Si Antes del frío invierno no llega a ser tan perfecta como Hace Mucho que te quiero es por la propia coraza que armó Claudel alrededor de ella. Su frialdad (¿un guiño el agregado en el título local?) es útil para mostrar la esencia de la vida de Paul, pero también llega a dejar afuera al espectador al que le costará compenetrarse. Esto, sumado a algunos hechos que pueden adelantarse antes de lo previsto, más un ritmo narrativo desparejo y algo enrarecido le restan a lo que podría haber sido una maravilla.
Aún así, con todo, Antes del frío invierno es un intenso drama, que se siguen con cierto interés, y que retoma las fuerzas sobre el final. Imperfecta, pero realmente potente.