Hay que agradecerle al realizador Phillippe Claudel tomar los lugares comunes del melodrama burgués francés y ver hasta qué punto mantienen cierto atractivo, si no hay algo más detrás de la mera fórmula. Y lograr con ello films sumamente emotivos, como esta “casi película de infidelidad” con Kristin Scott-Thomas y Daniel Auteuil como dos pilares infranqueables. Emociona sin caer en la fácil, toda una virtud.