Corte quirúrgico sobre la burguesía francesa
La película empieza súbitamente, como un thriller, con una declaración en una sede policial. Una mujer ha fallecido de muerte violenta y un hombre común, ya sesentón, shockeado por la situación, intenta explicar su relación con el caso. Es un plano frontal, seco, casi quirúrgico, que recuerda un poco a los de Ciudadano bajo vigilancia (1981), donde Michel Serrault debía comparecer frente a un interrogatorio implacable. Pero de inmediato, el film dirigido por Philippe Claudel tomará otro rumbo: el gran flashback que es la película toda se inclina hacia un melodrama –valga la paradoja– asordinado y reflexivo, donde Daniel Auteuil demostrará una vez más su inmensa calidad de actor, de esos que no necesitan mucho más que su mirada para expresar la complejidad de sus personajes.Todo parece en su lugar en la vida de Paul Natkinson (Auteil), prestigioso y respetadísimo neurocirujano, a quien sus pares se refieren como “profesor”. Tiene una casa magnífica en las afueras, donde su refinada esposa (Kristin Scott Thomas) se dedica a la jardinería y a su pequeño nieto, en ese orden. Son gente culta, toman buenos vinos y escuchan ópera durante la cena. Hay algo tan monolítico como rutinario en esa feliz cotidianidad, que sin embargo irá sufriendo algunas pequeñas, incisivas fracturas.Ella recibirá la visita de su hermana, cuyo desequilibrio emocional no le impide ver con claridad el “ataúd de vidrio” en el que vive esa pareja, en alusión a los grandes ventanales con vista al parque tras los que se refugian de la realidad. Y él comenzará a recibir –en su casa, en el hospital, en su consultorio– una inquietante sucesión de ramos de rosas rojas. ¿Serán de esa chica que le sirvió un café en la barra de un bar y le agradeció por una operación que él ni siquiera recuerda haberle practicado? Al comienzo, ni Paul ni su esposa Lucie le prestan importancia, pero poco a poco, cuando la presencia de esa joven (la franco-marroquí Leïla Bekhti) comience a hacerse sentir –en un concierto, en el consultorio vecino, en la calle– el equilibrio de la pareja comenzará a bascular.No conviene adelantar más. No es que Antes del frío invierno se trate, en rigor, de un film de suspenso, pero hay ciertos mecanismos del relato que van develando poco a poco zonas oscuras, como si toda la ciencia de Paul no fuera suficiente para saber qué pasa realmente dentro del cerebro humano, que él está acostumbrado a manipular diariamente. “Una a veces puede ser frágil”, le dice esta desconocida a Paul. Y lo que Paul tardará en reconocer es que él –siempre tan firme, tan seguro de sí mismo– también puede llegar a serlo.Hay algo menos evidente, más complejo que el mero affaire sentimental del que comienza a sospechar la mujer de Paul. Y hay también algo más que una previsible crisis existencial de ese hombre que no ha hecho otra cosa en su vida que dedicarse obsesivamente a su trabajo. Se diría que el film de Claudel va poniendo, sobriamente, el acento en una cuestión de identidad. De la pregunta de quién es esa chica se pasa a otros interrogantes: de dónde proviene, cuáles son sus raíces... Son un poco, también, las preguntas que Paul nunca se hizo a sí mismo.Elegante, sólida, fluidamente narrada, Antes del frío invierno sufre un poco de lo mismo que le aqueja a su protagonista: le falta imaginación. La película, como Paul, se queda un poco corta. Si no fuera porque Daniel Auteuil es capaz de darle una ambigua densidad a su personaje, el film de Claudel dejaría más expuesto el rígido armado de un guión que siempre pesa más que su puesta en escena. A pesar de la deliberada distancia y frialdad de todo el proyecto, en el epílogo, que se prolonga en los créditos finales, asoma sin embargo un toque de emoción, que tiene también un sentido dramático: la canción “Comme un p’tit coquelicot”, interpretada por la cantante argelina Biyouna, acompañada apenas por un laúd árabe. No conviene levantarse de la butaca hasta haberla escuchado toda.
6-ANTES DEL FRIO INVIERNO
Avant l’hiver,Francia/Luxemburgo, 2013.Guión y dirección: Philippe Claudel.Fotografía: Denis Lenoir.Música: André Dziezuk.Duración: 102 minutos.Intérpretes: Daniel Auteuil, Kristin Scott Thomas, Leïla Bekhti, Richard Berry.