La película protagonizada por Cillian Murphy y Jamie Dornan reconstruye de manera correcta pero un tanto académica uno de los operativos secretos más célebres realizados durante la Segunda Guerra Mundial: la misión para asesinar a “El Carnicero de Praga”, el general nazi Reinhard Heydrich.
La Operación Antropoide –más allá de su título de ciencia ficción– fue una de las misiones más importantes de la Segunda Guerra Mundial, pero es una que no es tan recordada actualmente, acaso por sus ambiguos resultados. En ANTHROPOID, el realizador británico Sean Ellis se acerca a esta historia –que ya ha sido contada otras veces en cine– de una manera tan fiel a la realidad que leer la página de Wikipedia del caso es casi como leer el guión. ¿O será que lo escribieron a partir de lo que decía allí?
La operación consistía en asesinar al General de las SS, Reinhard Heydrich, arquitecto de la Solución Final y el tercer hombre al mando del tristemente célebre Reich, tras Hitler y Himmler. Mandamás de la ocupación nazi en Checoslovaquia, Heydrich era conocido como el Carnicero de Praga por su propensión a la violencia extrema. Y el gobierno checoslovaco en el exilio, junto a los británicos, tomaron en 1942 la decisión de aniquilarlo.
Es cierto que no hay novedades en el filme respecto a lo que se conoce del caso y que la narrativa que se cuenta es, detalles más detalles menos, la oficial del operativo, pero Ellis hace lo posible por insuflarle vida propia, cinematográfica, a la historia. Y lo consigue a medias. Igual que en el caso real, una vez que la acción se pone en movimiento la película cobra intensidad, pero eso recién sucede casi a la mitad de sus dos horas.
Cillian Murphy y Jamie Dornan interpretan a Josef Gabcik y Jan Kubis, los principales encargados de la misión, uno eslovaco y el otro checo. Ambos aterrizan via paracaídas en Checoslovaquia y van contactándose con la resistencia local y hasta involucrándose en situaciones románticas. Cuando finalmente cuentan cuál es su plan todos los toman por locos, pero de a poco se va armando la estrategia, y el operativo para asesinar al Carnicero de Praga se pone en marcha. Por respeto a los que no conocen la historia real, dejaremos aquí la narración de los hechos y solo agregaré que el atentado en sí y las consecuencias posteriores ocupan la violenta segunda parte del relato.
Salvo por el hecho de que los checoslovacos hablan en inglés (con acentos de algún lugar de Europa del Este), la película es bastante fiel a la historia. De hecho hasta tiene sentido ese recurso ya que la lógica de su factura es un tanto anticuada, con el tipo de diálogos y escenas que solían ser típicos en estas películas de la Segunda Guerra décadas atrás pero que ya han prácticamente desaparecido de las pantallas. Lo que deja en evidencia que el filme es actual es su nivel de violencia, de una crudeza impensada en el cine bélico de los ’40 o ’50.
Con dos correctas y comprometidas actuaciones de Dornan y Murphy más una cuidada reconstrucción de época, ANTHROPOID permite recuperar este fuerte episodio de la Segunda Guerra Mundial, aunque nunca va más allá de eso ni toma demasiados riesgos estéticos o narrativos. Es una película demasiado académica como para sorprender y casi nunca pierde la línea Wikipedia de la prolija reconstrucción histórica. Sin ir más lejos, con muchísimas modificaciones a la entonces no del todo conocida ni canonizada historia real, LOS VERDUGOS TAMBIEN MUEREN, de Fritz Lang con guión de Bertolt Brecht, contaba la misma operación solo un año después de sucedida con mucho mejor resultado.
Lo que permanece en el espectador tras ver ANTHROPOID, de todos modos, es una serie de preguntas que se extienden a todas las guerras: cómo el heroísmo y el caos pueden convivir, cómo un hecho puesto en marcha con nobles (o justas) intenciones puede tener consecuencias terribles y, cómo, finalmente, toda violencia genera más violencia, sin final aparente. Lección que hasta el día de hoy nadie parece haber podido aprender del todo bien.