Sin conexión emocional
Demasiado clásica y prolija, termina siendo fría y no produce ninguna empatía.
Quizá llegue el día en que se agote la cantera de la Segunda Guerra Mundial, pero ese glorioso momento parece lejano: siempre aparecen nuevos u olvidados sucesos, asombrosos por su épica o su crueldad, que son carne de largometraje. En este caso es el atentado que la resistencia checoslovaca, con apoyo logístico británico, perpetró en 1942 contra Reinhard Heydrich, el número 3 en jerarquía del Tercer Reich (detrás de Adolph Hitler y Heinrich Himmler) y máxima autoridad alemana en los anexados territorios de Bohemia y Moravia.
De tan prolija, la película termina siendo fría: jamás consigue algún tipo de conexión emocional con los protagonistas y sus peripecias. Hay mucha seriedad, diálogos dramáticos, permanente clima conspirativo, pero ninguna empatía con los héroes (y eso que los nazis, como sabemos, son malísimos). Anthropoid lleva a pensar que, después de Bastardos sin gloria o El hijo de Saúl, es imposible volver a contar una historia de la Segunda Guerra sin darle una vuelta de tuerca.