Entretenido film de terror en escenarios conocidos
Aparecidos combina misterio y lindos paisajes.
Malena y Pablo han recibido la noticia de que su padre está en coma y que los médicos han decidido desconectarlo de los aparatos que lo mantienen con vida, y para ello necesitan la firma de los dos jóvenes, sus únicos familiares. Pablo le propone a su hermana -con la que no mantiene contacto cotidiano- hacer una suerte de pacto para acceder a ese pedido: un viaje al Sur para visitar la casa en que nacieron y recién ahí decidir qué hacer con su padre.
Así ambos jóvenes comenzarán el largo camino que los enfrentará con un pasado familiar que no conocían. Un diario repleto de misterios, varias muertes y la búsqueda de venganza son algunos de los ingredientes que convierten a Aparecidos en un film de suspenso que llega hasta el terror en el que no faltan escenas sangrientas.
La historia posee una primera parte lograda gracias a un suspenso bien dosificado y a una serie de sucesos que tiene como víctimas a estos hermanos. Sin embargo, el guión comienza a perder fuerza hacia su mitad, ya que algunas reiteraciones y esa fórmula tan rebuscada de elementos paranormales se adueñan del relato. A pesar de ello, el director español Paco Cabezas logró suplir estas deficiencias y pudo lograr así una trama bien sostenida por los rubros técnicos y por la correcta labor de Ruth Díaz y de Javier Pereira. Dentro de ese género de terror, Aparecidos no decepciona del todo, fundamentalmente para aquel público siempre dispuesto a poner sus nervios en tensión frente a la aparición de tanto horror y de un permanente suspenso. La fotografía logra lucirse en los exteriores rodados en Tierra del Fuego, y así esta coproducción entre la Argentina y España se inscribe con soltura en un género no demasiado transitado por las cinematografías de ambos países.