Rodeados de fantasmas
El español Paco Cabezas rodó en la Argentina un filme de terror que toca el tema de los desaparecidos de la dictadura.
Una película de suspenso con los desaparecidos de la última dictadura militar? ¿No será mucho? Eso pensarán muchos argentinos que no se atreverían a tratar un tema así para generar sustos en el público. Es por eso que la película, si bien se centra en un misterio ligado a los desaparecidos locales, es de origen español. Su director y sus protagonistas son de allí, más allá de que la acción transcurra en la Argentina.
Y más allá de los reparos que se le pueden hacer -la explotación del tema no es uno menor- también se puede decir que es un producto más efectivo, más interesante aún en sus contradicciones y mejor intencionado que muchos otros filmes extranjeros que se adentraron en el tema con intenciones aparentemente más serias y resultados mucho más banales como Imagining Argentina, entre otros.
Resumiendo una compleja trama, en Aparecidos -título complicado, si los hay- hay dos hermanos españoles que vuelven a la Argentina (nacieron aquí pero se fueron siendo pequeños) a gestionar la herencia de su padre, que está en estado vegetativo. Ellos han dejado de verlo pero, al volver, Pablo -el hijo menor- duda si desconectarlo o no, y prefiere conocer algo más de su vida, cosa que a su hermana Malena no le hace ninguna gracia. Ambos terminan en un auto del padre, viajando a la Patagonia y descubriendo en el coche un viejo cuaderno que hace mención a un crimen ocurrido en un hotel.
Hacia allí van -regla del cine de terror: meter la cabeza donde no corresponde- y se topan con que esos crímenes se están cometiendo delante de sus ojos. ¿Lo leído era una premonición o el pasado está reapareciendo, fantasmagóricamente? De a poco se enterarán que son crímenes cometidos durante la dictadura y que su rol en ese entramado no es casual. ¿Cómo se liga la historia familiar con ese temible pasado que vuelve?
Desde lo formal, Aparecidos es un producto de buena factura técnica, que hace uso y abuso de las panorámicas de la Patagonia, con una trama de suspenso rebuscada pero "legible" que no se diferencia mucho del formato hollywoodense: buenos efectos, sustos desparramados aquí y allá y un final con algunas "revelaciones".
En cuanto al tema, si se quiere, más difícil, Cabezas supo armar un guión en el que su idea de generar una toma de conciencia -tanto en los protagonistas como en los espectadores- se conecta con un relato que no desvirtúa los hechos históricos. Siguiendo las reglas del género, no es una idea descabellada que los desaparecidos funcionen como espectros. Aparecidos no busca generar la sensación de un mundo paralelo al real (tampoco se atreve a ser tan tarantinesco y mejor que ni lo intente), sino que intenta que el espectador entienda que pasado y presente están entrelazados, y que los fantasmas seguirán entre nosotros en tanto las respuestas a los horrores de la dictadura sigan sin aparecer.