Existen dentro del muy frecuentado género del cine fantástico dos vertientes principales. La más habitual contiene a las películas de terror mientras que las de ciencia ficción constituyen una fracción minoritaria pero no por ello despreciable en cantidad. El caso de “Apollo 18”, título original al que la distribuidora local le ha adicionado “La misión prohibida”, podría considerarse un cruce entre ambas categorías.
El comienzo hasta podría parecer el de un film documental dado que se le comunica al espectador que la misión Apollo 18 existió y que fue la última de un programa que, años antes, llevó a los primeros y “únicos” astronautas a la Luna. La primera mitad transcurre en verdad con pocos sobresaltos para los astronautas Ben Anderson y Nathan Walter, interpretados respectivamente por el canadiense Warren Christie y el británico Lloyd Owen. Ambos, venidos de la televisión, son poco conocidos lo mismo que el director Gonzalo López- Gallego entre cuyos créditos anteriores figura una película (“El rey de la montaña”), no estrenada en nuestro país pese a que el actor principal es nuestro conocido Leonardo Sbaraglia.
Dado que la duración total es de apenas 86 minutos pronto empezarán a ocurrir una serie de hechos extraños, comenzando con inexplicables interferencias en las comunicaciones con Houston. Pero la gravedad de los hechos se potenciará cuando los astronautas descubran una serie de pisadas que como uno de ellos afirma “no tienen sentido” y hasta parecen no pertenecer al género humano. Es en ese momento en que, más que ciencia ficción, se ingresa en la categoría del cine de terror.
Dado que se supone que la acción transcurre hacia fines de 1974 en que la tecnología no estaba aún tan avanzada como hoy día, las imágenes que obtienen los astronautas con sus camaritas son en general de pobre definición. Recuerdan inevitablemente a “El proyecto Blair Witch”, una película muy diferente y que sin embargo tiene algunos puntos de contacto con ésta.
Si no es demasiado exigente, “Apollo 18” puede constituirse en un entretenimiento adecuado, casi artesanal donde lo más interesante son las reflexiones de los dos tripulantes sobre el verdadero motivo de la misión y sobre la sensación de que ambos eran “sacrificables” (expendables), aunque dignos de ser recordados como héroes prestando un supuesto servicio a su patria.