Las películas “falsamente documentales” ya son todo un género. Desde El proyecto Blair Witch en adelante, la idea de mostrar (falso) “metraje encontrado” se ha convertido en un procedimiento más del cine de terror. En este caso, con pocos elementos, se cuenta la historia de la última y desconocida misión estadounidense en la Luna. Por supuesto, las cosas comienzan más o menos normales y terminan horriblemente mal. Pero el suspenso -sostenido en parte por el procedimiento y en parte por la dirección de actores- funciona bastante bien y deja al espectador suficientemente nervioso como para que el viaje haya valido la pena.