Muerte y resurrección de vendedores
Del director Shawn Levy (el mismo de Más barato por docena y Una noche en el museo) llega ahora una comedia sobre dos pasantes en la empresa Google, un buen pretexto para los chistes de tecnología, geeks y nerds.
Dos vendedores se quedan sin trabajo cuando la era digital simplemente les pasa por arriba. Su fuerte es el trato cara a cara, el conocer a los clientes, el contacto humano. Pero su tiempo quedó atrás y, aunque son jóvenes, son demasiado viejos para el mercado. Deciden, licencias poéticas aparte, intentar conseguir trabajo en esa empresa que aparece en sus computadoras.
Así entran como internos en Google, para competir junto con muchos jóvenes brillantes, por un puesto en la empresa. "Son demasiado jóvenes para ser cínicos", dice Nick Campbell (Owen Wilson) cuando les habla a sus compañeros que forman parte de uno de los equipos que busca obtener trabajo.
Nick Campbell y su compañero y amigo Billy McMahon (Vince Vaughn) son de la vieja escuela y justamente de eso trata la película: de la vieja escuela adaptándose a la modernidad. De ese intercambio (explicitado de forma políticamente correcta por la película) donde lo viejo y lo nuevo se enseñan algo mutuamente.
El guión es de manual. Desde el mencionado intercambio hasta la historia de amor que uno de ellos tendrá con una empleada de la empresa, pasando por la idea misma de la competencia por equipos para obtener el resultado. Las cosas funcionan, porque Wilson y Vaughn (este último también guionista) son verdaderamente graciosos. No hay duda de que tienen talento y timing para la comedia, lo han probado por más de una década. Pero no estamos ni por asomo frente a una comedia excelente como fue Dodgeball, también con Vaughn, donde todos los clichés eran usados para mejorar la comedia, no para achatarla. Parte de las limitaciones también están en un director como Shawn Levy (Más barato por docena, Una noche en el museo), un realizador de poco vuelo que se sirve más del talento que lo rodea que de sus propia identidad o estilo para filmar.
Todos los chistes sobre tecnología y sobre aquellos que no la dominan, están presentes, todo los chistes sobre geeks y nerds, también. El carisma de los protagonistas es la metáfora perfecta de la película. Ellos son carismáticos como actores, y sus personajes logran, a puro carisma, conseguir sus objetivos. Hasta incluso se dan el lujo de emocionar. Quedará para cada espectador saber si con eso alcanza para comprar esta película o prefieren dejarla pasar. Yo, porque ellos me caen bien, compro.