Cría cuervos.
Inevitablemente Aprendiendo a Volar (Kauwboy, 2012) nos retrotrae al segundo largometraje de Ken Loach, Kes (1969), por la similitud del guión y la construcción de los personajes aunque la temática social queda absolutamente al margen en el presente film holandés. Mientras que Kes es el comienzo de la construcción de un cine social existencialista que permita un descubrimiento de las clases populares en la Inglaterra laborista, marcada intelectualmente por los Estudios Culturales de la escuela de Birmingham, Kauwboy es una pequeña historia construida con mucho encanto basada en un gran elenco y una muy buena labor de dirección por parte de Boudewijn Koole.
La película narra la adopción por parte de un niño, Jojo, de un cuervo recién nacido caído del nido. Jojo es un niño extrovertido que debe hacerse cargo de sí mismo ante la constante ausencia de su padre. Su negativa a aceptar la adopción del animal refuerza la ira contenida en el pequeño Jojo, que busca en todo momento evadirse de la realidad para no aceptar la desaparición de su joven y bella madre. En medio de la necesidad de sobrellevar la situación, Jojo descubre el amor de otra niña y de la inusual mascota, el pequeño cuervo Jack. El chiquillo y Jack crecen y aprender a volar juntos escondidos en el estudio de su madre, alejados del padre y sus duras reglas, para convertirse en el canal de escape de una realidad demasiado insoportable.
Uno de los grandes aciertos de Kauwboy es la calidez de la música folk de Ricky Koole, la madre de Jojo, quien irradia de luz y de tristeza la vida del niño y de su tozudo y melancólico padre. A esto se le suman las excelentes actuaciones de los protagonistas y una fotografía que insinúa el mundo iracundo y colérico que se bate en el interior de los personajes. La tragedia es sutilmente sugerida para construir un ambiente cargado de tensión que espera por explotar en el espíritu del niño, y aprovecha cada instante para ofrecer una mirada trágica sobre la vida y las formas de enfrentarse a la misma.
Aprendiendo a Volar es una balada folk sobre la maduración emocional y la necesidad de enfrentar la vida y la muerte en un camino que a cada momento debemos intentar descifrar. El mundo en tensión entre la mirada paterna adulta y la del niño haciendo sus primeros pasos y confrontando la muerte de sus seres cercanos es la imagen conceptual que Kauwboy expone en su crudeza y candidez para ofrecer una obra mesurada y hermosa sobre la dificultad de crecer y criar.