Jugadas del destino
Aaron Sorkin es uno de los guionistas más prestigiosos de Hollywood. Escribió películas como "Red social" y "Steve Jobs", y creó series como "The West Wing" y "The Newsroom". "Apuesta maestra" es su ópera prima como director, y por supuesto el guión lleva su firma. Esta vez Sorkin eligió contar la historia real de Molly Brown (Jessica Chastain), una mujer súper inteligente y decidida que durante años manejó un negocio multimillonario de partidas clandestinas de póquer, en el cual participaron desde ricos y famosos hasta mafiosos rusos instalados en EEUU. Pero Molly Brown no sólo fue la "Princesa del Póquer". Tenía un pasado como esquiadora profesional con un currículum brillante en la universidad y su padre era un conocido psicoanalista tan controlador como exigente. Fue justamente un accidente en los Juegos Olímpicos de invierno lo que la empujó a dejar todo para iniciar una nueva vida en Los Ángeles. El director narra al detalle la intensa metamorfosis de Molly, tanto que se toma 140 minutos para desarrollar la trama. Ahí caben desde flashes de la adolescencia de la protagonista hasta su ascenso en el oscuro mundo de las apuestas, todo atravesado por un thriller judicial que mantiene la tensión y el ritmo narrativo. El problema es que, sin un director experimentado que lo contenga, Sorkin se desborda con su "sello": los diálogos irónicos y afilados. "Apuesta maestra" está demasiado dialogada, y dialogada a mil por hora, como si estuviésemos asistiendo a un concurso de verba veloz de los personajes, que por momentos parecen títeres de las palabras de Sorkin. Afortunadamente, Jessica Chastain logra desmarcarse del corset que impone el director con su talento y su sola presencia, que es tan poderosa como cautivante.